¿Por qué jugar?

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¿Por qué jugar?
Si las posibilidades de éxito van a serle siempre desfavorables, como lo son por definición en la mayoría de los juegos de casino, el lector podría preguntarse, «¿por qué jugar?». La respuesta deberá buscarla en lo notablemente entretenida y excitante que puede resultar tal actividad y en las ganancias que le pueda proporcionar. Los operadores de casino, como ya se ha mencionado, obtienen necesariamente beneficios a largo plazo. Sin embargo, en el más corto período de tiempo es el jugador, cualquier jugador, el que puede ganar una fortuna.

Usted puede entrar en un casino, situar su dinero en un número que gana en la ruleta y serle reembolsado treinta y cinco veces el valor de su apuesta como mínimo. ¿Por qué no, puesto que ello ocurre constantemente? Incluso puede suceder dos veces consecutivas, a pesar de que las probabilidades son bajas (1.368-1 en el juego europeo y 1.443-1 en el americano). Todo el mundo que apuesta en juegos de casino empieza a hacerlo con la esperanza de que tiene su noche de suerte y saldrá premiado su número. Ahora bien, si usted juega repetidamente a lo largo de la noche y día tras día, está acumulando probabilidades de perder dinero.



El margen de la casa
Se deduce, pues, que el objetivo ideal del buen jugador consiste en intentar acumular las máximas probabilidades de ganar, de situarse en una posición similar a la del casino. Por lo general, ello no es posible y las probabilidades permanecen obstinadamente desfavorables. No obstante, el margen puede ser reducido, y en algunas ocasiones la posibilidad de ganar acercada al jugador, sobre todo en blackjak. Entre los juegos de casino, este es el juego de destreza en que más recompensa el conocimiento de las probabilidades. El de dados -craps- es otro juego de casino en el que mediante un juego adecuado se pueden disminuir significativamente las probabilidades en contra. En el caso de la ruleta, también es importante conocer las oportunidades que ofrece el juego. La ruleta francesa puede llegar a resultar hasta un 4 % más favorable para el jugador que la americana. Aún así, pocas veces no acuden clientes a la ruleta americana, en aquellos casinos provistos de las dos versiones.

Juegos de destreza
Aun siendo juegos de azar, el poker y el backgammon implican una diferente concepción del juego. Son juegos de destreza que requieren el manejo de una compleja técnica basada en el respeto a las probabilidades. Los mejores jugadores siempre ganarán si el juego dura lo suficiente. En las páginas dedicadas a ambos juegos se explican las estrategias adecuadas para ganar en su práctica, atendiendo a la mayor parte de situaciones que pueden presentarse.

Juegos de azar
La primera persona que trató la cuestión de las probabilidades y el juego de una manera seria fue el científico y médico Girolamo Cardano (1501-76). En su adelantado trabajo, el Libro de juegos de azar, compilado en el siglo anterior al de Pascal, ofrecía este sabio consejo: «La mayor posibilidad de éxito en el juego reside en no jugar en manera alguna». Como jugador habitual que era, Cardano se vio envuelto frecuentemente en problemas. Fueron sus experiencias en la mesa de juego las que le impulsaron a investigar, con considerable éxito, los fundamentos matemáticos del juego con un dado.

Como jugador -«No he jugado más que de vez en cuando», confesaba Cardano, «y cada día me avergüenzo de decirlo»- reconoció que puede haber una gran diferencia entre la teoría y la práctica del juego, puesto que en las mesas las jugadas son a menudo demasiado rápidas y las emociones exacerbadas como para utilizar satisfactoriamente un conocimiento especial. Por ello, mientras esté practicando un juego de puro azar como el de los dados o la ruleta, el lector deberá conocer con detalle las diferentes posibilidades y, al mismo tiempo, ser capaz de calcular cualquier probabilidad.

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