El bacará de Las Vegas (punto banco)

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4.El mini-bacará
Algunos casinos americanos ofrecen un trazado de mini-bacará, que es muy similar al de la mesa de blackjack. Por lo general, las mesas de este juego tienen 7 asientos, frente a cada uno de los cuales hay dos puntos, uno destinado a las apuestas por la Banca y otro a las apuestas por el jugador. La diferencia entre esta mesa y la mesa para 12 jugadores, radica en que ambas manos son jugadas por el croupier y no por los jugadores. A la mano del jugador se apuesta sobre el trazado a la derecha del croupier y a la de la banca a su izquierda, como se puede apreciar en la ilustración inferior. Cuando juega, asegúrese de que lo está haciendo en una mesa donde la comisión de la casa es del 5 % (lea el epígrafe), y no una comisión de base de 25 centavos. Para una apuesta de 2 dólares, significaría pagar 15 centavos más de los necesarios, o sea el 7,5 más de comisión.

Trazado del mini-bacará: la mesa es muy similar
a la de blackjack. No es aconsejable apostar en más de un lugar. La «proposición» de apuesta de 9 contra 1 en caso de empate tampoco es recomendable:
da a la casa un margen del 14 %, opuesto al porcentaje relativamente bajo (1 %) de que gozan las apuestas a las manos del jugador y de la banca.


5.¿Estrategia o suerte?
¿En qué fundamentarnos para decidir entre apoyar a la banca o al jugador al apostar? En juegos de puro azar, como apoyar al rojo o al negro en la ruleta, no existe razón alguna como para preferir más una posibilidad que la otra: ambas dependen en igual medida de la suerte.

En el bacará no ocurre así, puesto que, como hemos constatado, la banca cuenta con más probabilidades de ganar que el jugador (una más por cada cien partidas). Conocidos estos datos, ¿debemos concluir que lo mejor es apoyar a la banca durante todo el tiempo? La respuesta es no. Sería una fórmula demasiado aburrida. El bacará no es un juego destreza, es un juego directo, simple. A algunos jugadores les gusta apostar tres veces consecutivas a una posibilidad y luego hacerlo a la otra, ya que las probabilidades para ambas partidas son las mismas en cada partida. En el blackjack la disminución de la proporción de ciertos valores numéricos entre las cartas por jugar de la baraja a medida que el juego avanza, puede cambiar la relación de probabilidades y favorecer al jugador. Pero en el bacará, en ningún caso ocurre lo mismo. Los jugadores que deseen ganar deben confiar en su suerte y en su intuición, y cambiar las apuestas de jugador a banca o de banca a jugador, según parezca indicarles el clima del juego en un momento dado.

El recuento del 5
A pesar de que en bacará el orden en que salgan las cartas no ejerce ningún efecto sobre el resto de las que queden por jugar, se ha constatado que si sale una gran cantidad de cincos al principio, se decantan las probabilidades de ganar en favor de la banca, y viceversa. La observación de este fenómeno, aunque no proporciona una medida tan exacta y fiable como la cibernética en el caso del blackjack, puede ser de utilidad. Dado que en ocho barajas hay treinta y dos cartas con el valor 5, cuando se advierte que han aparecido más de ocho entre las primeras 100 cartas, o más de dieciséis una vez se ha repartido la primera mitad de la baraja, lo más conveniente será apostar por la mano de la banca. Si, por el contrario, se observa que la mayor parte de cincos se encuentran en la segunda mitad, posiblemente será más provechoso apostar por la mano del jugador.

Llevar un recuento
Usualmente, los casinos proporcionan a los jugadores una tarjeta llamada «carné de juego» que los jugadores pueden utilizar para llevar un recuento de las veces que gana cada tipo de apuesta, de modo similar al sistema que se sigue en la ruleta. Esto ayuda a intentar encontrar una lógica al juego, en la sucesión de victorias de un lado o de otro. Si los triunfos son alternados entre la banca y el jugador, ¿qué cree usted que debe hacer en la siguiente partida, apostar más o lo mismo? Una aproximación, aunque en realidad es más apropiada para el chemin de fer, es tratar de observar a los otros jugadores de la mesa. Si hay un gran ganador, concediéndole toda su confianza, apoye sus apuestas; si, por el contrario, descubre a alguien no tan sonriente, como un perdedor habitual, contemple su último puñado de fichas y llegará a la conclusión de que muy pronto estará completamente arruinado.

Mi consejo, como explico más adelante, es seguir un plan de apuestas hasta el final. Este es el modo más simple y seguro para aprovechar al máximo una posible racha de buena suerte.

6.Apuestas
Las apuestas en el bacará de Las Vegas tienden a ser fuertes. En los juegos de mesa grande, pueden ir desde una apuesta base de 20 hasta una máxima de 2.000 ó 5.000 dólares. Para los grandes apostadores, cuando los casinos admiten formas de pago especiales, el límite está en el cielo. Y cuando grandes cantidades de dinero son apostadas en cada partida, el juego genera su propia emoción, que puede ser apreciada y vivida por los espectadores. También se puede jugar al bacará con apuestas bajas. En las mesas de mini bacará , las apuestas van de un mínimo de 1 ó 2 dólares hasta un máximo de 200 ó 500 dólares. No aconsejo a los jugadores apostar en más de una porción del trazado simultáneamente.

Planes de apuestas
En un juego que depende tanto del azar como lanzar una moneda al aire, mi consejo es que se fije un límite de veinte veces su apuesta mínima, digamos un total de cien unidades. Si consigue ganar en cuatro ocasiones, apostando cinco unidades, doble su apuesta a diez unidades, y si gana dos veces más, lo que daría un beneficio total de cuarenta unidades, aumente el valor de su apuesta media a quince unidades. Si tiene la suerte suficiente como para ganar dos veces más, hasta entonces los resultados habrán sido muy positivos. A continuación puede arriesgar sus beneficios en dos o tres apuestas fuertes, si presiente que su suerte se mantendrá. Pero si es usted un jugador prudente, mejor reserve cincuenta unidades y vuelva a empezar otra vez con la misma apuesta mínima. Cambie de lugar y pruebe con un juego más rápido como el de los craps.

Tras una mano perdida, también le recomiendo que aumente su apuesta, basándose en la idea de que si bien puede perder cuatro veces, lo que supondría una pérdida neta de veinte unidades, tome el resto de su capital (ochenta unidades) y pruebe a apostar de diez en diez unidades. Si consigue ganar (que es el objeto de la táctica), puede invertir nuevamente en apuestas de cinco unidades. Pero si también pierde la apuesta de diez unidades, puede probar de nuevo con dos últimas apuestas de veinte unidades cada una. Si gana en las dos, se habrá situado de nuevo en una pérdida neta de veinte unidades. En este punto, ¡lo más sensato sería salir de la sala!

Si sucediera que perdiese también las dos apuestas de veinte unidades, serénese. No arriesgue otras cien unidades en bloques de cincuenta. Suponiendo que tenga todavía dinero para gastar, cambie a otra mesa que ofrezca un juego diferente, como los craps, o, mejor aún, la ruleta, donde siempre existe la posibilidad de que un golpe de suerte le permita reponer sus pérdidas. El bacará no es el juego adecuado para recuperar las pérdidas. No continúe jugando aunque sienta la tentación: si le falla la suerte, es seguro que llegará a perder mucho más.

Aprovechar una racha de suerte
Para extraer provecho de una racha de suerte, el plan de apuestas debe incluir el aumentar la postura después de ganar y la vuelta al mínimo inicial después de perder.

Uno de los métodos más sencillos consiste en seguir una secuencia de valores, como por ejemplo 1-2-3-5 (puede hacerlo en la medida que más le convenga). La idea central es apostar una unidad en la primera mano; si se gana, dos en la segunda; si se vuelve a ganar, tres en la tercera, y si también se gana cinco en la cuarta, hasta que se pierda. Procediendo así, se aseguraría apostar siempre al máximo en una larga sucesión de manos ganadas. Cada vez que pierda, vuelva a apostar por valor de la unidad inicial. Cuatro manos ganadas consecutivamente, le proporcionarían un beneficio de 11 unidades, mientras que cuatro perdidas consecutivamente la pérdida de 4.

Resulta incluso posible que dos jugadores, tras apostar cada uno en sentido contrario al otro en una misma serie de manos consecutivas, la cierren habiendo gozado ambos de una razonable secuencia de manos ganadoras. Por ejemplo, la tabla muestra los resultados de una sucesión de veinte partidas en las que un jugador respalda a la banca y otro al jugador durante todo el tiempo, usando el método de apuestas basado en aplicación de los valores 10-20-30-50.

ResultadoJugadorBanca
J
B
B
B
B
B
J
B
B
J
J
J
J
J
B
J
J
J
B
B
+10
-20
-10
-10
-10
-10
+10
-20
-10
+10
+20
+30
+50
+50
-50
+10
+20
+30
-50
-10
-10
+10
+20
+30
+50
+50
-50
+10
+20
-30
-10
-10
-10
-10
+10
-20
-10
-10
+10
+20

Total+40+48,5(*)
(*) 60-11,5 (5% de 230 apuestas ganadas)

Nótese que no hay ninguna magia encerrada en el sistema de apuesta, y en que no es ningún sustituto para elegir el lado ganador. Existe, sin embargo, un método diseñado para apostar en serie por el jugador y por la banca, de forma alterna, conocido con el nombre de avant dernier (penúltimo). El jugador siempre apuesta en la penúltima mano. Si el comienzo de secuencia es J-B-J, apuesta a B, y así sucesivamente. Aparte de cubrir todas las manos de forma alterna, el sistema tiene la ventaja de abarcar largas secuencias después de las dos primeras manos; por ejemplo, J-B-J-B-J-J-J-J-J da el resultado G-G-G-P-G-G-G. Sin embargo, tiene consecuencias negativas cuando las apuestas a las manos se ordenan en series de dos; por ejemplo, el resultado de B-B-J-J-B-B-J-J, sería P-P-P-P-P-P. (B = banca; J = jugador; P = pierde; G = gana).

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