Poker: El Draw Poker

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13.Las apuestas
Las apuestas son un importante factor en cualquier partida de poker. Hay dos maneras de jugar. En la primera, la de los «límites fijos», los valores de las apuestas inicial y de apertura, y de las apuestas de después del descarte están fijados: por ejemplo, 25 unidades para la apuesta inicial, 200 para abrir y subir, y 500 para después del descarte. En este tipo de juego, los jugadores saben donde se encuentran, en el sentido de que aunque alguno de ellos cometa un error, perderá poco más de 500 unidades. El mismo principio rige incluso en partidas con límites muy altos, como las usuales en los casinos de Las Vegas: para las apuestas iniciales 10$, 100$ antes del descarte y 200$ después. Este sistema evita que el juego traspase ciertos límites.

La segunda manera de fijar las apuestas, llamada «límite del bote» determina que el juego sea más activo y su evolución más irregular, y es muy popular en ciertos grupos sociales. Consiste en que se puede aumentar progresivamente el valor de la apuesta, tomando como referencia la cantidad del «bote». Hay tres posibles formas de ponerla en práctica.

De acuerdo con un método está permitido subir la apuesta por el valor del bote más el de la apuesta individual. Supongamos que quien reparte las cartas pone 5 fichas como apuesta inicial sobre la mesa. El primer jugador abre con otras 5, con lo que el «bote» es ahora de 10. Si el jugador siguiente quiere subir, deberá ir primero con 5 y luego por valor del total del «bote», es decir 15 fichas. Si el siguiente jugador quiere seguir subiendo, deberá ir con 5 más 15, y a continuación poner una cantidad igual a la total del «bote», que ahora es de 50 fichas (5 + 5 + 5 + 15 + 20). Un jugador puede, por supuesto, subir por un valor menor que el indicado por el total, pero lo usual es que se atenga a él.

Límite del bote: apuestas individuales y volumen del bote después de la propia apuesta

Otra forma, menos trepidante y más controlada de regular las apuestas consiste en limitarlas al volumen del «bote» antes de que cada jugador hable. Tomando el ejemplo anterior, después de la apuesta inicial de 5 fichas y de la de apertura de otras 5, el jugador al que le corresponda el turno puede ir con 5 y subir con 10; y el siguiente, habiendo ido con 5 y con 10, puede volver a subir con 25 (5 + 5 + 5 + 10).

Límite del bote: apuestas individuales y volumen del bote antes de la propia apuesta

Finalmente, existe el método según el cual un jugador puede apostar sólo por valor del volumen del «bote», más el de la apuesta inicial. En este caso, después de la inicial de 5 fichas y de la apuesta de apertura de otras 5, el jugador siguiente puede ir con 5 y subir con 5 más, el siguiente ir con 5 + 5 y subir 10 (lo que da un «bote» de 40 fichas), el siguiente ir a 5 + 5 + 10 y subir con 20, y así sucesivamente. Este método, en efecto, limita las subidas a doblar la anterior apuesta.

Límite del bote: apuestas (incluida la propia) limitadas al volumen del bote

Sea cual sea la manera en que se juegue con límite para las apuestas, la razón que define su valor conduce, según la opinión de numerosos jugadores, a un juego más realista, porque éstos pueden siempre apostar más por sus jugadas y, a la vez, sacudirse a los rivales más débiles. En una partida con límite, un jugador puede hablar con la suficiente facilidad. Igualmente, los jugadores pueden marcarse faroles con mucha más efectividad cuando pueden hacer una apuesta fuerte o subir al final de la partida.

En las partidas con límite normalmente las apuestas están controladas por el sistema conocido como «apuestas reguladas»: un jugador sólo puede apostar por la misma cantidad que tenga ante sí encima de la mesa. Ello significa que pese a apostar fuerte, cada jugador puede limitar su riesgo. Si tiene 5.000 unidades en la mesa, esta cantidad es la máxima que puede apostar una vez repartidas las cartas. Cuando alguien «va con todo», con todas sus fichas, compite por cualquier cantidad proporcional del «bote» que haya pagado por jugar, y otros jugadores que dispongan de más dinero en la mesa podrán luchar separadamente por el «bote». Por ejemplo, el jugador A tiene 25.000 unidades y «va con todo» por un «bote» cuyo valor sea 75.000 unidades; los jugadores B y C, ambos con más dinero, siguen subiendo en un «bote» secundario. Cuando se enseñan las cartas, A tiene un full de reyes, B un full de damas y C color con as. A gana el «bote» principal, pero B toma el secundario aunque A le haya ganado.

Apuestas reguladas: ejemplo de apuestas con bote secundario

En las apuestas reguladas, un jugador puede echar mano de más dinero si ya no le queda nada en la mesa, aunque no a la mitad de una partida. También es una práctica usual prohibir a los ganadores que retiren el dinero ganado de la mesa, pues si lo hicieran, sus perdedores no tendrían oportunidad de volverlo a recuperar. Adviértase que no es infrecuente que el «bote» secundario sea más voluminoso que el principal.

Existe también otro tipo de juego que, como he podido comprobar, es practicado sólo entre los grandes millonarios de Nevada. En este caso no hay límite, los jugadores pueden apostar todo lo que deseen, sin limitación alguna. Este sistema es verdaderamente inusual en el poker ordinario y no es recomendable ponerlo en práctica, a menos que los interesados pertenezcan a un círculo de millonarios.

Sin embargo, desde un punto de vista puramente técnico, no existe ningún impedimento para que se juegue al poker con apuestas muy altas, si es que los jugadores pueden permitírselo. De hecho, es posible que el nivel de juego sea más bajo -porque así los jugadores son más libres en el uso de su dinero- que en los juegos con límite de apuestas.

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