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Luego de la caÃda de Rosas parece que el juego recuperó sus adictos, según una descripción hecha por el general José Ignacio de Garmendia en su libro Cartera de un soldado, editado hacia 1885.
Luego de eso se sabe que su prohibición estuvo entre los llamados "edictos" (ordenanzas) policiales de la provincia de Buenos Aires. La comunidad de la policÃa, con las poblaciones y con los actos que se realizaban, tornó imposible llevarlos a cabo sin su conocimiento. Y, conocida la preparación de algún encuentro o corrida, correspondÃa a la policÃa -y lo hacÃa- su represión.
Pero el juego estaba destinado a evolucionar. Sólo tenÃa que aparecer algún deportista capaz y entusiasta para conseguirlo. Decimos asà porque debÃa tomar a su cargo la difÃcil tarea de adecuarlo a las costumbres racionales, restarles su brutalidad, dictar reglas de juego válidas y estrictas (que no permitieran excesos) sin quitarle lo que tenÃa de posibilidades: la demostración de nuestro espÃritu, la fuerza de los brazos argentinos que se habÃan probado en los campos, y la habilidad para montar, que se daba en nuestro territorio casi en forma natural.
Y asà fue, no más. Sobre 1937 apareció el Señor Alberto del Castillo Posse, quien se dio a la tarea de hacer revivir el juego, adecuarlo y terminar con prevenciones que, por esa fecha, estaban fuera de lugar.
Era el toque que necesitaba. Se mantuvo lo principal. Las caracterÃsticas, se limitó el número de jugadores y se encauzaron las jugadas, el campo. Y cada acción de los hombres. Incluso se está en la preparación de la caballada que más rinda en las jugadas, que han perdido la brutalidad inicial, al ser previsto todo lo que hay que hacer, y cómo, en el campo de juego. Que, obviamente, no es "tan" grande como se decÃa hace unos 400 años.
Era que el Sr. del Castillo Posse redactó el primer Reglamento, ideó la silla; creó una pelota con cuatro asas, primero y luego una con seis, que es la que se utiliza en la actualidad.
En 1938, interesado el gobernador -a la sazón- de la provincia de Buenos Aires, doctor Manuel A. Fresco, por los deportistas, accedió al requerimiento y levantó las prohibiciones que habÃan existido hasta ese momento.
Tres años después se fundó la Federación Argentina de Pato. Fue -el 4 de abril. Es una asociación integrada por los campos en que se practica este deporte y que tiene por finalidad fomentar, dirigir, y difundir el juego del Pato; organizar los torneos y velar por la aplicación de los reglamentos, a la vez que orientar y promover la crianza del tipo de caballo más apto para este propósito.
En el año 1953, en mérito y arraigo de sus tradiciones, se lo declaró Deporte Nacional, por decreto del Poder Ejecutivo Nacional.