Otelo (William Shakespeare) Libros Clásicos

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William Shakespeare
Otelo


DRAMATIS PERSONAE
OTELO, el moro [general al servicio de Venecia
BRABANCIO, padre de Desdémona [senador de Venecia
CASIO, honrado teniente [de Otelo
YAGO, un malvado [alférez de Otelo
RODRIGO, un caballero engañad
El DUX de Veneci
SENADORES [de Venecia
MONTANO, gobernador de Chipr
CABALLEROS de Chipr
LUDOVICO noble veneciano [pariente de Brabancio
GRACIANO noble veneciano [hermano de Brabancio
MARINERO
El GRACIOSO [criado de Otelo
DESDÉMONA, esposa de Otelo [e hija de Brabitncio
EMILIA, esposa de Yag
BIANCA, cortesana [amante de Casio
[Mensajeros, guardias, heraldo, caballeros, músicos y acompañamiento

LA TRAGEDIA DE OTELO, EL MORO DE VENECIA
I.i Entran RODRIGO y YAGO.
RODRIGO ¡Calla, no sigas! Me disgusta muchísimo que tú, Yago, que manejas mi bolsa como si fuera tuya, no me lo hayas dicho.
YAGO Voto a Dios, ¡si no me escuchas! Aborréceme si yo he soñado nada semejante.
RODRIGO Me decías que le odiabas.
YAGO Despréciame si es falso. Tres magnates de Venecia se descubren ante él y le piden que me nombre su teniente; y te juro que menos no merezco, que yo sé lo que valgo. Mas él, enamorado de su propia majestad y de su verbo, los evade con rodeos ampulosos hinchados de términos marciales y acaba denegándoles la súplica. Les dice: «Ya he nombrado a mi oficial». ¿Y quién es el elegido? Pardiez, todo un matemático un tal Miguel Casio, un florentino (casi condenado a mujercita), que jamás puso una escuadra sobre el campo ni sabe disponer un batallón mejor que una hilandera ... si no es con teoría libresca, de la cual también saben hablar los cónsules togados. Mera plática sin práctica es toda su milicia. Mas le ha dado el puesto, y a mí, a quien ha visto dar pruebas en Rodas, en Chipre y en tierras cristianas y paganas, me deja a la sombra y a la zaga del debe y el haber. Y este sacacuentas es, en buena hora, su teniente, y yo, vaya por Dios, el alférez de Su Morería
RODRIGO ¡El colmo! Yo antes sería su verdugo.
YAGO Pues ya lo ves. Son los gajes del soldado: los ascensos se rigen por el libro y el afecto, no según antigüedad, por la cual el segundo siempre sucede al primero. Conque juzga si tengo algún motivo para estar a bien con el moro.

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