Don Quijote de la Mancha (Miguel de Cervantes Saavedra) Libros Clásicos

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fue adonde la había dejado encerrada. Abrió y entró en el aposento, pero no
halló en él a Leonela: sólo halló puestas unas sábanas añudadas a la
ventana, indicio y señal que por allí se había descolgado e ido. Volvió
luego muy triste a decírselo a Camila, y, no hallándola en la cama ni en
toda la casa, quedó asombrado.Preguntó a los criados de casa por ella, pero
nadie le supo dar razón de lo que pedía.

»Acertó acaso, andando a buscar a Camila, que vio sus cofres abiertos y que
dellos faltaban las más de sus joyas, y con esto acabó de caer en la cuenta
de su desgracia, y en que no era Leonela la causa de su desventura. Y, ansí
como estaba, sin acabarse de vestir, triste y pensativo, fue a dar cuenta
de su desdicha a su amigo Lotario. Mas, cuando no le halló, y sus criados
le dijeron que aquella noche había faltado de casa y había llevado consigo
todos los dineros que tenía, pensó perder el juicio. Y, para acabar de
concluir con todo, volviéndose a su casa, no halló en ella ninguno de
cuantos criados ni criadas tenía, sino la casa desierta y sola.

»No sabía qué pensar, qué decir, ni qué hacer, y poco a poco se le iba
volviendo el juicio. Contemplábase y mirábase en un instante sin mujer, sin
amigo y sin criados; desamparado, a su parecer, del cielo que le cubría, y
sobre todo sin honra, porque en la falta de Camila vio su perdición.

»Resolvióse, en fin, a cabo de una gran pieza, de irse a la aldea de su
amigo, donde había estado cuando dio lugar a que se maquinase toda aquella
desventura. Cerró las puertas de su casa, subió a caballo, y con desmayado
aliento se puso en camino; y, apenas hubo andado la mitad, cuando, acosado
de sus pensamientos, le fue forzoso apearse y arrendar su caballo a un
árbol, a cuyo tronco se dejó caer, dando tiernos y dolorosos suspiros, y
allí se estuvo hasta casi que anochecía; y aquella hora vio que venía un
hombre a caballo de la ciudad, y, después de haberle saludado, le preguntó
qué nuevas había en Florencia. El ciudadano respondió:

»-Las más estrañas que muchos días ha se han oído en ella; porque se dice
públicamente que Lotario, aquel grande amigo de Anselmo el rico, que vivía
a San Juan, se llevó esta noche a Camila, mujer de Anselmo, el cual tampoco
parece. Todo esto ha dicho una criada de Camila, que anoche la halló el
gobernador descolgándose con una sábana por las ventanas de la casa de
Anselmo. En efeto, no sé puntualmente cómo pasó el negocio; sólo sé que

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