Memorias del subsuelo (Fedor Dostoiewski) Libros Clásicos

Página 70 de 101

Y esto podrá pasar. Lo malo será si te pones enferma..., si te enfrías y enfermas del pecho... O cualquier otro mal... Viviendo como vives, la enfermedad se agravará. Nunca podrás curarte. Por lo tanto, morirás.
-Bueno, ¿y qué? -replicó irritada, con una sacudida de todo su cuerpo.
-¿No te parece triste?
-¿Qué tengo que perder? -¡La vida! Silencio.
-¿Tenías novio?
-¡A usted qué le importa!
-No me interesa saberlo. Son cosas que no me incumben. No te enfades. Es evidente que has tenido contrariedades. Cierto es que esto no me importa, pero me compadezco.
-¿De quién? -De ti.
-No vale la pena -dijo en voz muy baja.
y otra vez se agitó todo su cuerpo. ;. Este desdén me irritó. ¡Tan amable como había sido con
ella, en cambio, me...!
-Pero ¿qué te has creído? ¿Te imaginas que vas por buen camino?
-No me imagino nada.
-Eso es lo malo. ¡Vuelve en ti! ¡Todavía estás a tiempo! Sí, todavía estás a tiempo. Eres joven y bonita. Puedes querer, casarte, ser feliz...
-No todas las casadas son felices -dijo Lisa con su habitual aspereza.
-No todas, ciertamente. Sin embargo, cualquier cosa es mejor que permanecer aquí. No hay comparación posible. Cuando se ama, incluso se pude prescindir de la felicidad. La vida es bella aún cuando se sufre. Vivir es grato, cualquiera que sea la clase de vida. ¡En cambio, esto...! ¡Es una podredumbre, un horror!
Le volví la espalda, contrariado. Ya no razonaba fríamente. Empezaba a sentir lo que decía, y hablaba con ardor creciente. Me dominaba el deseo de exponer las modestas pero queridas ideas que había incubado en mi rincón. Algo se había encendido en mí de pronto, y esta luz mostraba a mis ojos un objetivo.
-No hagas caso de mi presencia. No debes tomar ejemplo de mí. Quizá sea peor que tú. Además, estaba borracho :cuando vine.
Me disculpé de ello y proseguí. -La mujer no puede seguir al hombre. Son completamente distintos. Yo me mancho, me ensucio cuando estoy aquí, pero no soy esclavo de nadie. Entro, pero luego salgo, y cuando estoy fuera, me sacudo, y ya soy otro completamente distinto. ¡En cambio, tú..., tú eres una esclava! ;í, una esclava. Has renunciado a todo, incluso a tu voluntad. Más adelante querrás romper estas cadenas, pero te será imposible.

Página 70 de 101
 


Grupo de Paginas:         

Compartir:



Diccionario: