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Aquel señor tan loco... -Único hijo de Dios, y Único Caballero- nos hermanó a los dos.
(Y eso que tu quisiste, no sé porque crüel sospecha inconfesable serle una vez infiel...
Mas, ya estás perdonado. Pero en verdad te digo que en otra no te escapas sin sufrir tu castigo...)
En la calma severa de las meditaciones: dolor de tus constantes inquietas obsesiones.
Ideando el derrotero de los rumbos plausibles se enfermó tu cabeza de ensueños imposibles...
Te veo como äntes, duro en el Bien y el Mal, pletórico de un ansia de vida ascensional.
De tus actuales fórmulas hiciste las amadas
que en la expansión te ofrendan bellezas flageladas.
Has volcado el consuelo de tu mejor augurio en el vaso de angustias: el cáliz del tugurio.
Amas el bello gesto que en las horas aciagas tiene orgullo de púrpura para cubrir las llagas.
Te obseda el clamoreo de enormes
muchedumbres que van, con su Epopeya de siglos, a las cumbres...
-Compañero: seamos en nuestra Misa diaria tentación, sermón, hostia: todo menos plegaria.
Cantemos en las liras de los credos tonantes la canción nunciadora de mañanas radiantes.
La vida es Dolor siempre, así cambie de
nombre:
es Dolor hecho carne y es Dolor hecho
Hombre.
Libertémosla, entonces, de las contagios
viles
que, en la sangre, empobrecen los glóbulos
viriles.
¡En marcha al País nuevo de las brumas
ausentes,
que un día vislumbraron los geniales videntes!
Derrotando el Silencio pregona la conquista el salmo combativo de un fuerte Verbo artista...