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Parece que como tres cuartas partes del salitre que se exporta de
Tarapacá, es elaborado por máquinas de vapor. Los ferrocarriles de Pisagua
a Negreiros, hasta donde se ha trabajado antes, y el de Iquique a la Palma
y Alto de la Soledad, han dado inmenso ensanche a la explotación del
salitre, proporcionando medios convenientes de trasporte, para las grandes
máquinas que se han plantificado. Hay máquinas que pueden elaborar hasta
2500 quintales al día como La Limeña: otras hasta 1500 quintales o 2000
quintales como San Jaan, Soledad, Solferino, etc. Sólo con máquinas tan
poderosas ha podido elevarse la explotación hasta 8000000 de quintales, en
un solo año. Esas máquinas son todas movidas por vapor; este poderoso
vapor elabora el salitre, mueve grandes bombas, que extraen de profundos
pozos el agua tan esencial, distribuyéndola en todas partes de la Oficina,
según sus necesidades; y produce la fuerza necesaria para los trabajos de
carpintería, herrería, fundiciones, etc., que existen y son tan necesarias
en cada Oficina.
El caliche extraído de las minas, es conducido en trozos a la
Oficina, y el punto de ella donde se halla situada la acendradera
(crusher). Algunas oficinas [50] no emplean la acendradera: hacen
desmenuzar los trozos de caliche con combas de fierro. La acendradera es
la mismo máquina que hemos visto, movida por vapor, rompiendo piedras en
esta plaza de Lima, y también en el camino del Callao. Los peones lanzan
en el hueco de la acendradera los trozos grandes de caliche: la
acendradera los tritura, y por medio de una especie de buzón cae el