Juan Salvador Gaviota (Richard Back) Libros Clásicos

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que el peso fuera suficiente para arrastrarle al fondo, y así terminar con
todo.
A medida que se hundía, una voz hueca y extraña resonó en su interior. No
hay forma de evitarlo. Soy gaviota. Soy limitado por la naturaleza. Si
estuviese destinado a aprender tanto sobre volar, tendría por cerebro cartas
de navegación. Si estuviese destinado a volar a alta velocidad, tendría las alas
cortas de un halcón, y comería ratones en lugar de peces. Mi padre tenía
razón. Tengo que olvidar estas tonterías. Tengo que volar a casa, a la
Bandada, y estar contento de ser como soy: una pobre y limitada gaviota.
La voz se fue desvaneciendo y Juan se sometió. Durante la noche, el lugar
para una gaviota es la playa y, desde ese momento, se prometió ser una
gaviota normal. Así todo el mundo se sentiría más feliz.
Cansado se elevó de las oscuras aguas y voló hacia tierra, agradecido de lo
que habia aprendido sobre cómo volar a baja altura con el menor esfuerzo.
-Pero no -pensó-. Ya he terminado con esta manera de ser, he terminado con
todo lo que he aprendido. Soy una gaviota como cualquier otra gaviota, y
volaré como tal.
Asi es que ascendió dolorosamente a treinta metros y aleteó con más fuerza
luchando por llegar a la orilla.
Se encontró mejor por su decisión de ser como otro cualquiera de la Bandada.
Ahora no habría nada que le atara a la fuerza que le impulsaba a aprender, no
habría más desafíos ni más fracasos. Y le resultó grato dejar ya de pensar, y

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