Juan Salvador Gaviota (Richard Back) Libros Clásicos

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Juan Salvador Gaviota pasó el resto de sus días solo, pero voló mucho más
allá de los Lejanos Acantilados. Su único pesar no era su soledad, sino que las
otras gaviotas se negasen a creer en la gloria que les esperaba al volar; que
se negasen a abrir sus ojos y a ver.
Aprendía más cada día. Aprendió que un picado aerodinámico a alta velocidad
podía ayudarle a encontrar aquel pez raro y sabroso que habitaba a tres
metros bajo la superficie del océano: ya no le hicieron falta pesqueros ni pan
duro para sobrevivir. Aprendió a dormir en el aire fijando una ruta durante la
noche a través del viento de la costa, atravesando ciento cincuenta
kilómetros de sol a sol. Con el mismo control interior, voló a traves de
espesas nieblas marinas y subió sobre ellas hasta cielos claros y
deslumbradores... mientras las otras gaviotas yacían en tierra, sin ver más
que niebla y lluvia. Aprendió a cabalgar los altos vientos tierra adentro, para
regalarse allí con los más sabrosos insectos.
Lo que antes había esperado conseguir para toda la Bandada, lo obtuvo ahora
para si mismo; aprendió a volar y no se arrepintió del precio que había pagado.
Juan Gaviota descubrió que el aburrimiento y el miedo y la ira, son las
razones por las que la vida de una gaviota es tan corta, y al desaparecer
aquellas de su pensamiento, tuvo por cierto una vida larga y buena.
Vinieron entonces al anochecer, y encontraron a Juan planeando, pacífico y
solitario en su querido cielo. Las dos gaviotas que aparecieron juto a sus alas

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