Juan Salvador Gaviota (Richard Back) Libros Clásicos

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otros mundos. Una avalancha de miedo y de espanto y de tinieblas se le echó
encima junto con el golpe, y luego se sintió flotar en un cielo extraño,
extraño, olvidando, recordando, olvidando; temeroso y triste y arrepentido;
terriblemente arrepentido.
La voz le llegó como en aquel primer día en que había conocido a Juan
Salvador Gaviota.
-El problema, Pedro, consiste en que debemos intentar la superación de
nuestras limitaciones en orden, y con paciencia. No intentamos cruzar a
través de rocas hasta algo más tarde en el programa.
-¡Juan!
-También conocido como el Hijo de la Gran Gaviota -dijo su instructor,
secamente.
-¿Qué haces aquí? ¡Esa roca! ¿No he... no me había... muerto?
-Bueno, Pedro, ya está bien. Piensa. Si me estás viendo ahora, es obvio que no
has muerto, ¿verdad? Lo que sí lograste hacer fue cambiar tu nivel de
conciencia de manera algo brusca. Ahora te toca escoger. Puedes quedarte
aquí y aprender en este nivel -que para que te enteres, es bastante más alto
que el que dejaste-, o puedes volver y seguir trabajando con la Bandada. Los
Mayores estaban deseando que ocurriera algún desastre y se han
sorprendido de lo bien que les has complacido.
-¡Por supuesto que quiero volver a la Bandada. Estoy apenas empezando con el
nuevo grupo!
-Muy bien, Pedro. ¿Te acuerdas de lo que decíamos acerca de que el cuerpo
de uno no es más que el pensamiento puro...?
Pedro sacudió la cabeza, extendió sus alas, abrió sus ojos, y se halló al pie de
la roca y en el centro de toda la Bandada allí reunida.

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