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Se suponía que era un buen astronavegador Esperó que su tío le cediese el mando del Enterprise, lo que fue una esperanza ridícula. Desilusionado, reclutó una compañía de mercenarios y buscaba un empleo militar.
- se sospechaba que estaba en correspondencia con el peor enemigo de su tío, el Duke Omfray de Glaspyth.
Y estaba obsesivamente enamorado de Elaine Karvall, una pasión que parecía nutrirse en su propia desesperanza. Quizás sería una buena idea empezar de inmediato ese viaje espacial. Pronto debía zarpar algún navío de Bigglersport hacía uno de los Mundos de la Espada.
Se detuvieron al pie de las escaleras mecánicas: el jardín estaba atestado de huéspedes. Los chales brillantes de las damas y los abrigos de los hombres formaban armonías de color entre los macizos florales en los céspedes y bajo los árboles. Robots de servicio, amarillo llama y negro, colores de Karvall, flotaban por los alrededores creando música y ofreciendo refrescos. Había allí una espiral continua de cambiantes trajes de color en torno a la circular mesa robótica. Las voces sonaban felices como el murmullo de un río montañoso.
Mientras estaban mirando hacia abajo, otro coche aéreo dio una vuelta a poca altura. Con letras verdes y doradas se leía SERVICIO DE NOTICIAS PANPLANETARIO. Sesar Karvall masculló irritado.
-¿Es que no puede haber ningún lugar en donde reine la intimidad?
-Es una gran noticia, Sesar.
Lo era; más que el matrimonio de dos personas que estaban enamoradas. Era la boda de la baronia granjera de Traskon y de las fábricas de acero Karvall. Era un anuncio público de que los hombres ricos y luchadores de ambas baronías se alineaban ahora tras el Duke Angus de Wardshaven; era una fiesta general.