Vikingo espacial (H Beam Piper) Libros Clásicos

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Las damas se habían subido los chales en frígida formalidad; muchas incluso se habían tapado la cabeza. Habían cuatro coches aéreos del servicio de los noticieros dando vueltas por encima; lo que ocurriese estaba consiguiendo una plena difusión por todo el planeta. Los guardas de Karvall intentaban cruzar la multitud; su sargento decía una y otra vez:
-Por favor, señores y caballeros; perdone, noble señor - sin llegar a ninguna parte.
Otto Harkaman juró disgustado y apartó al sargento.
-Paso! – bramó -. Dejen pasar a estos guardias - con eso, casi derriba a un caballero gentilmente vestido y echa por los suelos a otro con igual atuendo de gala; ambos se volvieron para mirarle furiosos y luego, rápidamente, le cedieron el paso.
Meditando brevemente sobre la utilidad de los malos modales en un caso de emergencia, Trask le siguió con los demás. El corpulento Vikingo Espacial 1legó hasta la parte delantera, en donde Sesar Karvail y Rovard Grauffis y otros varios estaban inmóviles.
Frente a los cuatro hombres con capas negras daban la espalda a las escaleras. Dos eran vulgares esbirros; pistoleros alquilados para ser exactos. A duras penas mantenían sus manos claramente a la vista y parecían desear tenerlas en otra parte. El individuo de delante llevaba una salida de sol diamantífera en su bonete y la capa estaba forrada de seda azul pálido. Su rostro delgado y puntiagudo tenía profundos surcos en la boca y quedaba recortado por un mostacho negro. Los ojos mostraban el blanco en torno a las pupilas y de vez en cuando su boca se retorcía en una mueca involuntaria. Andray Dunnan; Trask se preguntó brevemente lo que tendría que tardar en tener que mirarle a veinticinco metros desde el punto de mira de su pistola.

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