Página 2 de 261
múltiples personajes que pueblan estas páginas y que a veces aparecen
sólo fugazmente ayudan, en efecto, a producir la sensación de un mundo
hormiguearte y bullicioso era el que la muchedumbre predomina sobre el
individuo. Pero, en realidad, la diversidad de sucesos y personajes
constituye el fondo -minuciosamente detallado, eso sí-en el que se
inscriben los años de adolescencia y juventud de Manuel Alcázar, desde
su llegada a Madrid, hacia 1888, hasta 1902, cuando es dueño de una
imprenta y acaba de casarse con la Salvadora. Puede considerarse La
lucha por la vida como un relato deformación en el que lo esencial, la línea
conductora que proporciona cohesión y unidad al conjunto, es el proceso
evolutivo de Manuel desde los doce o trece años, esto es, la narración de
sus actos, con los errores y las experiencias que van jalonando su
Prólogo
progresiva instalación en la sociedad. Manuel se une a esa oleada
inmigratoria que, abandonando la periferia o el medio rural comenzó a
invadir las ciudades en busca de mejor fortuna durante los últimos años
del siglo XIX. Las tres novelas marcan nítidamente los sucesivos estadios
por los que transita el personaje. En La busca, cuya historia dura algo
más de tres años, Manuel tras intentar con poco éxito varios trabajos
ínfimos, se acerca a una pandilla de jóvenes hampones y descuideros de
los suburbios con los que participa en pequeños robos, duerme a la
intemperie y se relaciona con randas, pícaros y maleantes del inframundo
madrileño. No acaba de acostumbrarse a esta forma de vida, y la novela