La lucha por la vida I (Pío Baroja) Libros Clásicos

Página 25 de 261

Madrid, Manuel sintió verdadera angustia; un crepúsculo rojo esclarecía
el cielo, inyectado de sangre como la pupila de un monstruo; el tren iba
aminorando su marcha; pasaba por delante de las barriadas pobres y de
casas sórdidas; en aquel momento brillaban las luces eléctricas
pálidamente sobre los altos faros de señales...

Se deslizó el tren entre filas de vagones, retemblaron las placas


La lucha por la vida I. La busca

giratorias con estrépito férreo y apareció la estación del Mediodía
iluminada por arcos voltaicos.

Descendieron los viajeros; bajó Manuel con su fardelillo de ropa en la
mano, miró a todas partes por si encontraba a su madre, y no la vio en
toda la anchura del andén. Quedó perplejo; siguió luego a la gente, que
marchaba de prisa, con líos y jaulas, hacia una puerta; le pidieron el
billete, se detuvo a registrarse los bolsillos, lo encontró y salió por entre
dos filas de mozos que anunciaban nombres de hoteles.

-¡Manuel! ¿Adónde vas?

Allí estaba su madre. La Petra tenía intención de mostrarse severa;
pero al ver a su hijo se olvidó de su severidad y le abrazó con efusión.

-Pero ¿qué ha pasado? -preguntó en seguida la Petra.

-Nada.

-Y entonces, ¿por qué vienes?

-Me han preguntado si quería estar allá o venir a Madrid, y yo he dicho
que prefería venir a Madrid.

-¿Y nada más?

-Nada más -contestó Manuel con sencillez.

-Y Juan, ¿estudiaba?

-Sí; mucho más que yo.

Página 25 de 261
 

Paginas:
Grupo de Paginas:               

Compartir:




Diccionario: