La lucha por la vida II (Pío Baroja) Libros Clásicos

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-¿Con ortografía?
-Algunas palabras quizá no sepa...
-A. mí me pasa lo mismo. Los hombres verdaderamente grandes despreciamos esas cosas verdaderamente pequeñas. Ponte a trabajar aquí -y puso una silla al otro lado de la mesa donde escribía el hombre amarillo-. Este trabajo -añadió-será el pago del servicio que te voy a prestar buscándote una colocación pistonuda.
-Señor Mingote -exclamó don Servando-, muchas gracias por todo.
-¡Señor don Servando! ¡Siempre a sus órdenes! -contestó el agente de negocios y de colocaciones, revirando uno de los ojos que se le desviaba y haciendo una solemne reverencia.
Manuel se sentó a la mesa, tomó la pluma, la mojó en el tinteto y esperó.
-Vete poniendo un nombre de éstos en cada circular -le dijo Mingote, dándole una lista y un paquete de circulares.
La letra del agente era defectuosa y mal hecha, de hombre que apenas sabe escribir. La circular ponía lo siguiente:
LA EUROPE
AGENCIA DE NEGOCIOS Y DE COLOCACIONES DE BONIFACI
DE MINGOTE

En ella se ofrecía a las diversas clases sociales toda clase de artículos, de representaciones y de colocaciones.
Se compraban a bajo precio medicamentos, carnes, hules, frutas, mariscos, coronas fúnebres, dentaduras postizas, sombreros de señora; se analizaban esputos y orinas; se buscaban amas de cría garantizadas; se proporcionaban apuntes de asignaturas de derecho, de medicina y carreras especiales; se ofrecían capitales, préstamos, hipotecas; se ponían anuncios monstruosos, sensacionales, emocionantes, y todos estos servicios y muchísimos más se hacían por una tarifa mínima, ridícula de puro exigua.
Manuel se puso a copiar con su mejor letra los nombres en las circulares y en los sobres.

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