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decir que se vea una solución, por el momento. Por tanto, yo pienso que es
necesario para ustedes, los jóvenes, hacer parte de su servicio aquí. Creo justo
el dar una oportunidad a todos los muchachos para que pasen aquí una temporada y
que puedan volver pronto a sus casas en la madre Tierra. Tengo la satisfacción
de decir que la proporción de bajas en mi estación es verdaderamente escasa.
- Pero seguramente, señor, es de vital importancia continuar la lucha
resueltamente - aventuró Lingard.
- Resueltamente - repitió el comandante en jefe más bien para sí mismo-. Sí, eso
está bien, aunque implica la posibilidad de alcanzar una solución. De todos
modos, hablaremos sobre ello más adelante. Por el momento, le voy a nombrar
segundo con el capitán Stinson en su nave.
- Pero señor - protestó Lingard -. Yo estoy clasificado como piloto de guerra de
clase A. No soy un segundo.
- Ya lo sé; pero, sin embargo, hará su primera docena de guardias como segundo
del capitán Stinson.
- Muy bien, señor. A sus órdenes.
- El servicio que haga al lado de Stinson doblará aproximadamente sus
posibilidades de sobrevivir - añadió sonriendo el comandante -. Stinson no
impresiona al mirarle, pero es un buen hombre. Cauto y calculador. Ahora vendrá.
Lingard esperó pacientemente. Se encontraba un poco desorientado por la actitud
del comandante en jefe por la confianza con que le trataba y por su manera de
hablar tan poco marcial.
La aparición de Stinson fue otra sorpresa para Lingard. La primera impresión fue
que era muy viejo. A un muchacho de la edad de Lingard, cualquiera que pasase de