La Casa Hechizada (Charles Dickens) Libros Clásicos

Página 31 de 31

Haroun, o que había tenido un harén; pues sabía que si mencionaba mis reveses me
sentiría tan preocupado que acabaría por ahogarme en la charca embarrada que
había junto al campo de juego, y se parecía a la cerveza.
¡Ay de mí, ay de mí! Ningún otro fantasma ha acosado la habitación del muchacho,
amigos míos, desde que yo la ocupé, salvo el fantasma de mi propia infancia, el
de mi inocencia, el de mis alegres creencias. Muchas veces he perseguido al
fantasma; nunca con esta zancada de adulto que podría alcanzarle, nunca con
estas manos de adulto que podría tocarle, nunca más con este corazón mío de
adulto para retenerlo en su pureza. Y aquí me veis planificando, tan alegre y
agradecidamente como puedo mi destino de agitar en la copa un cambio constante
de clientes, y de acostarme y levantarme con el esqueleto que se me ha asignado
como mi compañero mortal.

Página 31 de 31
 

Paginas:


Compartir:




Diccionario: