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rústico a cielo abierto; el escenario era una pendiente verde; los bastidores,
con tres entradas por un lado, eran pantallas de hojas aromáticas. El ama movió
sus ojos brillantes, incluso allí, como si esperara ver el rostro saliendo a
escena; pero todo estaba bien.
» -Bien, Clara -dijo el amo en voz baja-. Ya ves que no hay nada. ¿Eres feliz?
» El ama se sentía muy animada. Enseguida se habituó a aquel feo palacio y
empezó a cantar, a tocar el arpa, a copiar los viejos cuadros y a pasear con el
amo bajo los árboles verdes y los emparrados el día entero. Ella era hermosa. Él
se sentía feliz. Solía echarse a reír y me decía, montando a caballo por la
mañana antes de que apretara el calor:
» -¡Baptista, todo va bien!
» -Así es, signore, gracias a Dios, todo va muy bien.
» No recibíamos visitas. Llevé a la bella al Duomo y a la Annunciata, al café, a
la ópera, al pueblo de Festa, a los jardines públicos, al teatro diurno, a las
marionetas. La hermosa estaba encantada con todo lo que veía. Y aprendió
italiano milagrosamente. ¿Se había olvidado totalmente el ama de ese sueño?, le
preguntaba a veces a Carolina. Casi, contestaba la bella... casi. Estaba
olvidándolo.
» Un día, el amo recibió una carta y me llamó.
» -¡Baptista!
» -¡Signore!
» -Se me ha presentado un caballero que cenará hoy aquí. Dice llamarse Signore
Dellombra. Dispón que cene como un príncipe.
» Era un nombre extraño que yo desconocía Pero últimamente había muchos nobles y
caballero perseguidos por los austriacos por sospechas políticas y algunos
habían cambiado de nombre. Quizá, éste fuera uno de ellos. ¡Altro! Dellombra era
para mí un nombre tan bueno como cualquier otro.
» Cuando llegó a cenar el Signore Dellombra (contó el correo genovés en voz
baja, tal como había hecho en otra ocasión), le llevé hasta la sala de recibir,
el gran salón del viejo palazzo. El amo le recibí¿ con cordialidad y le presentó
a su esposa. Al levantarse ésta le cambió el rostro, lanzó un grito y cayó
desmayada sobre el suelo de mármol.
» Entonces volví la cabeza hacia el Signore Dellombra y vi que iba vestido de
negro, que tenía un aire reservado y secreto, que era un hombre oscuro de muy