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ha de haber sangre, y el bando salvaje
echará al otro con grandes ofensas; 66
después será preciso que éste caiga
y el otro ascienda, luego de tres soles,
con la fuerza de Aquel que tanto alaban. 69
Alta tendrá largo tiempo la frente,
teniendo al otro bajo grandes pesos,
por más que de esto se avergüence y llore. 72
Hay dos justos, mas nadie les escucha; 73
son avaricia, soberbia y envidia
las tres antorchas que arden en los pechos.» 75
Puso aquí fin al lagrimoso dicho.
Y yo le dije: «Aún quiero que me informes,
y que me hagas merced de más palabras; 78
Farinatta y Tegghiaio, tan honrados,
Jacobo Rusticucci, Arrigo y Mosca,
y los otros que en bien obrar pensaron, 81
dime en qué sitio están y hazme saber,
pues me aprieta el deseo, si el infierno
los amarga, o el cielo los endulza.» 84
Y aquél: « Están entre las negras almas;
culpas varias al fondo los arrojan;
los podrás ver si sigues más abajo. 87
Pero cuando hayas vuelto al dulce mundo,
te pido que a otras mentes me recuerdes;
más no te digo y más no te respondo.» 90
Entonces desvió los ojos fijos,
me miró un poco, y agachó la cara;
y a la par que los otros cayó ciego. 93
Y el guía dijo: «Ya no se levanta
hasta que suene la angélica trompa,
y venga la enemiga autoridad. 96
Cada cual volverá a su triste tumba,
retomarán su carne y su apariencia,
y oirán aquello que atruena por siempre.» 99
Así pasamos por la sucia mezcla
de sombras y de lluvia a paso lento,
tratando sobre la vida futura. 102
Y yo dije: «Maestro, estos tormentos
crecerán luego de la gran sentencia,
serán menores o tan dolorosos?» 105
Y él contestó: «Recurre a lo que sabes:
pues cuanto más perfecta es una cosa
más siente el bien, y el dolor de igual modo, 108