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mas me hubiera abrasado, y de ese modo
venció el miedo al deseo que tenía,
pues de abrazarles yo me hallaba ansioso. 51
Luego empecé: «No desprecio, mas pena
en mi interior me causa vuestro estado,
y es tanta que no puedo desprenderla, 54
desde el momento en que mi guía dijo
palabras, por las cuales yo pensaba
que, como sois, se acercaba tal gente. 57
De vuestra tierra soy, y desde siempre
vuestras obras y nombres tan honrados,
con afecto he escuchado y retenido. 60
Dejo la hiel y voy al dulce fruto
que mi guía veraz me ha prometido,
pero antes tengo que llegar al centro.» 63
«Muy largamente el alma te conduzcan
todavía -me dijo aquél- tus miembros,
y resplandezca luego tu memoria, 66
di si el valor y cortesía aún se hallan
en nuestra patria tal como solían,
o si del todo han sido ya expulsados; 69
que Giuglielmo Borsiere, el cual se duele 70
desde hace poco en nuestro mismo grupo,
con sus palabras mucho nos aflige.» 72
«Las nuevas gentes, las ganancias súbitas, 73
orgullo y desmesura han generado,
en ti, Florencia, y de ello te lamentas.» 75
Así grité levantando la cara;
y los tres, que esto oyeron por respuesta,
se miraron como ante las verdades. 78
«Si en otras ocasiones no te cuesta
satisfacer a otros -me dijeron-,
dichoso tú que dices lo que quieres. 81
Pero si sales de este mundo ciego
y vuelves a mirar los bellos astros,
cuando decir "estuve allí" te plazca, 84
háblale de nosotros a la gente.»
Rompieron luego el círculo y, huyendo,
alas sus raudas piernas parecían. 87
Un amén no podría haberse dicho
antes de que ellos se hubiesen perdido;
por lo que el guía quiso que partiésemos. 90
Yo iba detrás, y no avanzamos mucho
cuando el agua sonaba tan de cerca,
que apenas se escuchaban las palabras. 93
Como aquel río sigue su carrera