El crimen de Lord Arthur Saville (Oscar Wilde) Libros Clásicos

Página 2 de 38

Había cambiado más de una vez de marido. En la Guía Social de Debrett, aparecían tres matrimonios a su crédito, pero como no cambió nunca de amante, el mundo dejó de murmurar en sordina sus escándalos. En la actualidad contaba cuarenta años, no tenía hijos y la dominaba aquella pasión desordenada por los placeres que constituye el secreto para conservarse joven.
De repente miró ansiosa a su alrededor por el salón, y dijo con una voz clara de contralto:
-¿Dónde está mi quiromántico?
-¿Tu qué, Gladys? -exclamó la duquesa con un estremecimiento involuntario.
-Mi quiromántico, duquesa. Ya no puedo vivir sin él.
-¡Querida Gladys, tú siempre tan original! -murmuró la duquesa, intentando recordar lo que era en realidad un quiromántico, y confiando en que no podía ser lo mismo que un pedicuro. 2

2 Se trata de una confusión de palabras, pues al pedicuro se le llama en inglés «Chiropodist», y al quiromántico: «Chiromantist».

-Viene a verme la mano dos veces por semana, con regularidad -continuó lady Windermere- y es muy interesante lo que estudia en ella.
«¡Dios mío! -pensó la duquesa-. Después de todo debe ser una especie de pedicuro de las manos. ¡Qué terrible! En fin..., supongo que será un extranjero. Así no resultará tan atroz.
-Tengo que presentárselo.
-¡Presentármelo! -exclamó la duquesa-. ¿Quieres decir que está aquí?, y empezó a buscar su abanico de carey y un chal de encaje viejo, preparándose para marchar en seguida.
-Claro que está aquí. No podría dar una sola reunión sin él. Me dice que tengo una mano puramente psíquica, y que si mi dedo pulgar hubiese sido un poco más corto, sería una perfecta pesimista y ya estaría recluida en un convento.
-¡Ah, sí! -exclamó la duquesa tranquilizándose-. Dice la buena ventura, ¿no es eso?
-Y la mala también -respondió lady Windermere-, y otras cosas por el estilo. El año próximo, por ejemplo, correré un gran peligro, en tierra y por mar al mismo tiempo. De manera que tendré que vivir en globo, haciéndome subir la comida en una canastilla todas las tardes. Eso está escrito aquí sobre mi dedo meñique o en la palma de la mano; ya no recuerdo dónde.

Página 2 de 38
 

Paginas:


Compartir:




Diccionario: