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Hace años que no lo escucho.
LADY CAROLINE.-Entonces ¿nunca lo ha perdonado? ¡Qué triste es eso! Pero la vida en sí es muy triste, muy triste, ¿verdad?
MISTRESS ALLONBY.-La vida, lady Stutfield, es simplemente un «mauvais quart d´heure» hecho con momentos exquisitos.
LADY STUTFIELD.-Sí, hay momentos, ciertamente. Pero ¿fue algo muy malo lo que hizo míster Allonby? ¿Se encolerizó con uste o dijo algo poco amable o que era verdad?
MISTRESS ALLONBY.-¡Oh, querida! No; Ernest es invariablemente tranquilo. Ésa es una de las razones por la que siernpre me pone nerviosa. Nada hay tan inaguantable como la calma. Hay algo brutal en el buen carácter de la mayoría de los hombres modernos. Me admiro de que las mujeres podamos soportarlo tan bien como lo hacemos.
LADY STUTFIELD.-Sí; el buen carácter de los hombres demuestra que no son sensibles como nosotras. Abre una gran barrera entre marido y mujer, ¿verdad? Pero me gustaría mucho saber qué fue lo que hizo de malo míster Allonby.
MISTRESS ALLONBY.-Bueno; se lo diré si me promete solemnemente contárselo a todo el mundo.
LADY STUTFIELD. Gracias, gracias. Será un gran placer contarlo.
MISTRESS ALLONBY.-Cuando Ernest y yo nos prometimos, me juró de rodillas que no había amado a otra mujer en su vida.Yo era muy joven entonces, así que no lo creí, como es natural. Sin embargo, por desgracia no empecé a hacer averiguaciones hasta unos cinco meses después de casada. Entonces me enteré de que lo que me había dicho era absolutamente cierto. Y esa clase de cosas hacen perder por completo el interés en un hombre.
LADY HUNSTANTON.-¡Querida!
MISTRESS ALLONBY.-Los hombres siempre quieren ser el primer amor de una mujer. Eso halaga su vanidad. Las mujeres tenemos un instinto más sutil de las cosas. Nos gusta ser el último amor del hombre.
LADY STUTFIELD.-Ya veo lo que quiere usted decir. Es muy, muy bello.
LADY HUNSTANTON.-Querida mía, ¿no querrá usted decir que no ha perdonado a su marido porque nunca amó a otra sino a usted? ¿Has oído alguna vez tal cosa, Caroline? Estoy enormemente sorprendida.
LADY CAROLINE.-¡Oh! Las mujeres se han desarrollado mucho, Jane. Nada sorprende hoy día, excepto los matrimonios felices. Son rarísimos.
MISTRESS ALLONBY.-¡Oh! Están fuera de lugar.
LADY STUTHELD.-Excepto entre la clase media, según me han dicho.
MISTRESS ALLONBY.-¡Va mucho con ella!
LADY STUTFIELD.-Sí, ¿verdad? Es cierto, muy cierto.
LADY CAROLINE.-Si lo que nos dice usted de la clase media es cierto, lady Stutfield, eso la acredita mucho.