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También debe estar siempre dispuesto a hacer una escena terrible cuando nosotras queramos, a sentirse miserable cuando se lo indiquemos, a dirigirnos justos reproches durante veinte minutos, a ser violento a la media hora, y a dejarnos para siempre a las ocho menos cuarto, cuando tenemos que vestirnos para la cena.Y cuando, después de esto, lo hayamos visto realmente por última vez, se haya negado a aceptar la devolución de los pequeños regalos que nos haya hecho y nos haya prometido no volver a vernos nunca o no volver a escribirnos cartas tontas, debería estar con el corazón destrozado, telegrafiarnos durante todo el día, enviarnos pequeñas notas cada media hora y cenar completamente solo en el club, para que todos viesen lo desgraciado que era.Y después de toda una horrible semana, durante la cual una se ha ido con su marido a cualquier parte, para demostrar lo absolutamente sola que se encuentra, se le puede conceder una última despedida definitiva, por la noche, y entonces, si su conducta ha sido irreprochable y una ha sido realmente mala con él, se le puede permitir que admita que la culpa ha sido enteramente suya, y una vez hecho esto es deber de la mujer el perdonarlo, y entonces se puede volver a empezar, con variaciones.
LADY STUTFIELD.-Gracias, gracias. Ha sido algo muy bueno. Debo intentar recordarlo. Hay gran número de detalles que son muy, muy importantes.
LADY CAROLINE.-Pero no nos ha dicho todavía cuál sería la recompensa del hombre ideal.
MISTRESS ALLONBY.-¿Su recompensa? ¡Oh! Una espera infinta. Eso es bastante para él.
LADY STUTFIELD.-Pero los hombres son terriblemente exigentes, ¿verdad?
MISTRESS ALLONBY.-Eso no importa. Una no debe nunca rendirse.
LADY STUTRELD.-¿Ni aun ante el hombre ideal?
MISTRESS ALLONBY.-Ciertamente que no. A menos, naturalmente, que una quiera cansarse de él.
LADY STUTRELD.-¡Ah!... Sí. Ya comprendo. ¿Cree usted, mistress Allonby, que encontraré el hombre ideal? ¿O no hay más que uno?
MISTRESS ALLONBY.-En Londres hay exactamente cuatro, lady Stutfield.
LADY HUNSTANTON.-¡Oh querida!
MISTRESS ALLONBY.-(Yendo hacia ella.) ¿Qué ha ocurrido? Dígame.
LADY HUNSTANTON.-(En voz baja.) Había olvidado por completo que la joven americana estaba en la habitación.Temo que su interesante charla le haya chocado un poco.
MISTRESS ALLONBY.-¡Ah! ¡Le habrá venido muy bien!
LADY HUNSTANTON.-Esperemos que no haya entendido mucho. Creo que sería mejor acercarse y hablar con ella. (Se levanta y va hacia Hester Worsley.) Bueno, querida miss Worsley... (Se sienta junto a ella.