Una mujer sin importancia (Oscar Wilde) Libros Clásicos

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Me deja naufragar. Tengo una ligera idea, Lord Illingworth, de que está usted siempre del lado de los pecadores, y yo siempre intento estar del lado de los santos, aunque hasta donde puedo.Y después de todo, puede que esto sea simplemente la idea de una persona que se ahoga.
LORD ILLINGWORTH.-La única diferencia entre los santos y los pecadores es que el santo tiene un pasado y el pecador un futuro.
LADY HUNSTANTON.-¡Ah! No tengo nada que decir a eso. Usted y yo, querida mistress Arbuthnot, estamos anticuadas. No podemos seguir a Lord Illingworth. Temo que se han cuidado demasiado de nuestra educación. Ser bien educada es una gran desventaja hoy día. Le cierra a una muchas puertas.
MISTRESS ARBUTHNOT.-Sentiría seguir a Lord Illingworth en alguna de sus opiniones.
LADY HUNSTANTON.-Tiene usted razón, querida. (Gerald se encoge de hombres y mira irritado a su madre. Entra lady Carolíne.)
LADY CAROLINE. Jane, ¿has visto a John en algún sitio?
LADY HUNSTANTON.-No necesitas preocuparte por él, querida. Está con lady Stutfield; los vi hace un rato en el salón amarillo. Parecían muy felices juntos. No te irás, ¿verdad, Caroline? Te ruego que te sientes.
LADY CAROLINE.-Creo que será mejor que vaya a buscar a John. (Sale lady Caroline.)
LADY HUNSTANTON.-No debía prestarse tanta atención a los hombres.Y Caroline no tiene realmente nada de que preocuparse. Lady Stutfield es muy simpática. Es tan simpática con unos como con otros. Tiene un bello carácter. (Entran sir John y místress Allonby.) ¡Ah! ¡Aquí está sir John! ¡Y con mistress Allonby! Supongo que sería con ella con quien lo vi. Sir John, Caroline está buscándolo por todas partes.
MISTRESS ALLONBY.-Hemos estado esperándola en el salón de música, querida lady Hunstanton.
LADY HUNSTANTON.-¡Ah! El salón de música, naturalmente. Creí que era en el salón amarillo; mi memoria no funciona bien. (Al archidiácono.) Mistress Daubeny tiene una memoria maravillosa, ¿verdad?
EL ARCHIDIÁCONO.-Era notable por su memoria, pero desde que tuvo el último ataque se acuerda principalmente de los acontecimientos de su niñez. Pero encuentra un gran placer en tales recuerdos; un gran placer. (Entran lady Stut Ield y mister Kelvil.)
LADY HUNSTANTON.-¡Ah! ¡Querida lady Stutfield! ¿De qué han estado hablando míster Kelvil y usted?
LADY STUTFIELD.-Sobre el bimetalismo, si mal no recuerdo.
LADY HUNSTANTON.-¡El bimetalismo! ¿Es un bonito tema? Aunque ya sé que la gente discute libremente de todo hoy día. ¿De qué hablaban usted y sir John, querida mistress Allonby?

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