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MISTRESS ALLONBY.-Sobre la Patagonia.
LADY HUNSTANTON.-¿Si? ¡Qué tema tan remoto! Pero de mucho provecho, no hay duda.
MISTRESS ALLONBY.-El ha estado muy interesante hablando sobre la Patagonia. Los salvajes parecen tener las mismas opiniones sobre todos los asuntos que la gente civilizada. Están excesivamente avanzados.
LADY HUNSTANTON.-¿Qué hacen?
MISTRESS ALLONBY.-Aparentemente, de todo.
LADY HUNSTANTON.-Bueno; es muy grato que la naturaleza humana perdure, ¿verdad, querido archidiácono? En conjunto, el mundo es el mismo, ¿no?
LORD ILLINGWORTH.-El mundo simplemente está dividido en dos clases: los que creen lo increíble, como el público, y los que creen los improbable...
MISTRESS ALLONBY.-¿Como usted?
LORD ILLINGWORTH.-Sí; siempre me asombro de mí mismo. Es lo único que hace la vida digna de ser vivida.
LADY STUTFIELD.-¿Y qué ha hecho usted últimamente que lo asombre?
LORD ILLINGWORTH.-He estado descubriendo toda clase de buenas cualidades en mi propio carácter. MisTRESS ALLONBY.-¡Ah! No se puede ser perfecto en un instante. Se consigue gradualmente.
LORD ILLINGWORTH.-No intento ser perfecto del todo. Al menos espero no serlo. Tendría muchos inconvenientes. Las mujeres nos aman por nuestros defectos. Si tenemos los suficientes, nos lo perdonan todo, aun el tener una inteligencia gigantesca.
MISTRESS ALLONBY.-Es prematuro pedirnos que perdonemos el análisis. Perdonamos la adoración; eso es todo lo que debe esperarse de nosotras. (Entra Lord Afred. Va junto a lady Stutfield.)
LADY HUNSTANTON.-¡Ah! Las mujeres debíamos perdonarlo todo, ¿verdad?, querida mistress Arbuthnot? Estoy segura de que está de acuerdo conmigo en eso.
MISTRESS ARBUTHNOT.-No, lady Hunstanton. Creo que hay muchas cosas que las mujeres no deben perdonar nunca.
LADY HUNSTANTON.-¿Qué clase de cosas?
MISTRESS ARBUTHNOT.-La ruina de la vida de otra mujer. (Se va lentamente hacia el fondo.)
LADY HUNSTANTON.-¡Ah! Esas cosas son muy tristes, no hay duda, pero creo que hay sitios admirables donde la gente de esa clase es cuidada y reformada, y creo que todo el secreto de la vida es el tomar las cosas con mucha tranquilidad.
MISTRESS ALLONBY.-El secreto de la vida está en no tener jamás una emoción que no nos siente bien.
LADY STUTFIELD.-El secreto de la vida es apreciar el placer de sentirse terriblemente desilusionada.
KELVIL.-El secreto de la vida es resistir la tentación, lady Stutfield.
LORD ILLINGWORTH.-La vida no tiene ningún secreto. La meta de la vida, si es que existe, es simplemente estar siempre buscando las tentaciones. No hay muchas. A veces yo me paso todo el día sin que me venga una sola.