Página 4 de 65
..
LORD DARLINGTON.- ¿No qué?
LADY WINDERMERE.- No eche a perder
nuestra amistad diciéndome tonterías. ¿Qué piensa
usted? ¿Que soy una puritana? Pues, sí, señor; algo
tengo de puritana. Así me educaron. De lo que me
alegro mucho. Mi madre murió cuando yo era niña.
Toda mi infancia y toda mi juventud las pasé con mi
tía Julia, la hermana mayor de mi madre, como usted
sabe. Era muy severa conmigo, es cierto; pero, en
cambio, me enseñó una cosa que el mundo empieza
a olvidar: la diferencia que hay entre lo que está bien
y lo que está mal. Tratándose de cosas morales, ella
no transigía nunca. Como yo tampoco transijo.
10
EL ABANICO DE LADY WINDERMERE
LORD DARLINGTON.-¡Por Dios, lady
Windermere!
LADY WINDERMERE.- (Reclinándose en el sofá.) Me
mira usted como a una mujer de otros tiempos,
¿verdad? Pues, sí, señor, lo soy. Y sentiría muchísimo
estar al mismo nivel de un tiempo como éste.
LORD DARLINGTON.- ¿Tan malo lo encuentra
usted?
LADY WINDERMERE. -Malísimo. Hoy día,
todo el mundo parece considerar la vida como una
especulación. ¡Pues no es una especulación! Es un
sacramento. Su ideal es el amor. Su purificación, el
sacrificio.
LORD DARLINGTON.- (Sonriendo.) ¡Oh, todo
menos que le sacrifiquen a uno!
LADY WINDERMERE. - ¡No diga usted eso!
LORD DARLINGTON. - Pues sí que lo digo. Y lo
siento. Y sé que tengo razón.
PARKER.- (Entrando.) Señora, esos hombres preguntan
si hay que poner las alfombras en la terraza
para esta noche.
LADY WINDERMERE.- ¿Qué le parece a usted,
lord Darlington, lloverá?
LORD DARLINGTON.- ¿El día del cumpleaños
de usted? ¡No faltaba más!
11
OSCAR WILDE
LADY WINDERMERE.- Diga usted que las
pongan, Parker.
(Sale PARKER.)
LORD DARLINGTON.- Entonces, ¿cree usted claro
que pongo un ejemplo imaginario-, cree usted
que en el caso de un matrimonio joven, casi recién