Página 39 de 65
..
Sí, a punto de volver estaba ya. ¡Pero quedarse él en
72
EL ABANICO DE LADY WINDERMERE
casa y enviarme a usted de embajadora!... ¡Qué
infamia!
MISTRESS ERLYNNE. - ¡Lady Windermere, es
usted terriblemente injusta conmigo... e injusta
también con su marido. El no sabe que está usted
aquí. Él cree que usted está sana y salva en su casa,
durmiendo en su propia alcoba. ¡Él no ha leído la
carta insensata que usted le ha escrito!
LADY WINDERMERE.- ¿Qué no la ha leído?
MISTRESS ERLYNNE.- No... Él no sabe nada.
LADY WINDERMERE.- ¡Qué inocente me cree
usted! (Dirigiéndose hacia ella.) ¡Está usted mintiendo!
MISTRESS ERLYNNE. - (Dando un paso atrás.) No
miento. Le estoy diciendo a usted la verdad.
LADY WINDERMERE.- Si mi marido no ha leído
mi carta, ¿cómo es posible que esté usted aquí?
¿Quién le dijo a usted que yo había abandonado la
casa donde usted había tenido la desvergüenza de
entrar? ¿Quién le dijo a usted dónde estaba yo?
¿Quién sino mi marido pudo ser? (Alejándose de ella.)
MISTRESS ERLYNNE. - Su marido no ha visto la
carta. Yo fui quien la vi.... y la abrí.... y la leí.
LADY WINDERMERE.- ¿Cómo? ¿Usted ha
abierto la carta que yo dejé para mi marido? ¿Usted
se h atrevido ?...
73
OSCAR WILDE
MISTRESS ERLYNNE. - ¿Atrevido? ¡Oh! para
salvarla a usted del abismo en que está a punto de
caer, no hay nada en el mundo a que yo no me
atreviera, ¡nada! Aquí tiene usted la carta. Su marido
repito que no la ha leído, ni la leerá nunca.
(Dirigiéndose a la chimenea.) ¡Nunca debería haber sido
escrita! (La rompe y arroja los pedazos al fuego.)
LADY WINDERMERE. - (Con un infinito desprecio en
la voz y en la mirada.) ¿Y qué me prueba que ésta fuera
realmente mi carta? ¡Usted se figura que se me