El abanico de Lady Windermere (Oscar Wilde) Libros Clásicos

Página 40 de 65

puede coger en el lazo más burdo!
MISTRESS ERLYNNE. - ¡Ay! ¿Por qué no cree
usted nada de lo que le digo? ¿Qué objeto piensa
usted que puedo yo tener al venir aquí, sino salvarla
a usted de la ruina, salvarla de las consecuencias de
un error funesto? Esa carta que acabo de quemar era
la de usted. ¡Se lo juro!
LADY WINDERMERE. - Mucha prisa se dio
usted a quemarla, antes de dejármela ver. No puedo
creerla ¿Cómo usted, cuya vida es toda una mentira,
iba a poder decir alguna vez la verdad?
MISTRESS ERLYNNE.- Piense usted de mí lo que
quiera... Diga contra mí lo que se antoje.... per venga
usted conmigo. Venga usted a reunirse de nuevo
con un marido que usted quiere.
74

EL ABANICO DE LADY WINDERMERE
LADY WINDERMERIE.- (Tristemente.) ¡Ya no lo
quiero!
MISTRESS ERLYNNE.- Sí, le quiere usted; y usted
sabe que la adora.
LADY WINDERMERE.- Él no sabe lo que es el
amor. Tan ignorante está de él como usted... Pero de
sobra veo lo que usted quiere... Sería para usted un
gran triunfo hacerme volver a casa. ¿Y qué vida
sería entonces la mía? ¡Vivir a merced de una mujer
despiadada y perversa; una mujer cuyo contacto es
infamante, cuyo conocimiento es deshonroso; una
mujer que viene a interponerse entre marido y
mujer!
MISTRESS ERLYNNE.- (Con gesto de desesperación.)
¡Lady Windermere, lady Windermere, no diga usted
esas cosas! ¡Usted no sabe lo terribles que son, lo
terribles y lo injustas! ¡Escúcheme usted! ¡Es
preciso que me escuche! ¡Vuelva usted junto a su
marido, y le prometo que de aquí en adelante no
tendré ya la menor relación con él, ni volveré a verle....
ni intervendré para nada en su vida ni en la de
usted! El dinero que él me dio, no me lo dio por
amor, sino por odio; no porque me quisiera, sino

Página 40 de 65
 

Paginas:
Grupo de Paginas:       

Compartir:




Diccionario: