Los Cenci (Stendhal) Libros Clásicos

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Clemente VIII estaba ya muy inclinado a ha­
11 Bonita petición de tres hijos a un papa. (N. de Stendhal en el manus­crito italiano.)
cerlo así, pero no quiso seguir su primera idea por no dar gusto a aquellos hijos desnaturalizados, y los echó ignominiosamente de su presencia.
Como antes dijimos, el padre salió de la cárcel dando una elevada cantidad de dinero a quien podía protegerle. Se comprende que el extraño paso que habían dado sus tres hijos mayores aumentara más aún el odio que tenía a sus descendientes. A todos, grandes y chicos, los maldecía a cada momento, y a sus dos pobres hijas, que vivían con él en su palacio, las tundía a palos.
La mayor, aunque vigilada de cerca, se las arre­gló de tal modo, que llegó con una súplica hasta el papa. Conjuró a su santidad a que la casara o la hi­ciera entrar en un convento. Clemente VIII se apia­dó de su desventura y la casó con Carlos Gabriclli, de la familia más noble de Gubbio; su santidad obligó al padre a dar una elevada dote.
Este imprevisto golpe causó a Francisco Cenci grandísima ira, y para impedir que a Beatriz, cuando fuera mayor, se le ocurriera seguir el ejemplo de su hermana, la secuestró en uno de los aposentos de su inmenso palacio. Nadie tuvo permiso para ver allí a Beatriz, de apenas catorce arios a la cazón y ya en todo el esplendor de una grandísima belleza. Tenía sobre todo una jovialidad, un candor y un ingenio cómico que nunca vi en nadie más que en ella. Francisco Cenci le llevaba él mismo la comida. Es de suponer, que fue entonces cuando el monstruo se enamoró de ella, o fingió enamorarse para ator­mentar a su desventurada hija. Le hablaba a menu-do de la pérfida jugarreta que le había hecho su hermana mayor y, encolerizándose al son de sus propias palabras, acababa por tundir a golpes a Beatriz.
Mientras tanto, a su hijo Roque Cenci le mató un chacinero12, y al año siguiente Pablo Corso de Massa mató a Cristóbal Cenci.

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