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Lucrecia, Beatriz y Santiago hubieran podido mil veces escapar, bien yéndose a Florencia con el pretexto de una peregrinación, bien embarcándose en Civitavecchia ; pero Dios les negó esta inspiración salvadora20.
Monsignor Guerra, enterado de lo que ocurría en Roma, puso inmediatamente en campaña a los hombres con el encargo de matar a Marcio y a Olimpio ; pero sólo pudieron matar, en Terni, a Olimpio. La Justicia napolitana había detenido a
no.) 20 Beatriz tenía tiempo de huir a Florencia o a Francia con el pretexto de viajar. Un barco de Civitavecchia servía para el caso. (N. de Stendhal en el manuscrito italiano, que hablaba de la lentitud del procedimiento, pero no de la buida.)
Marcio, el cual, conducido a Nápoles, lo confesó inmediatamente todo21.
Esta terrible declaración fue enviada inmediatamente a la justicia de Roma, la cual decidió por fin hacer detener y conducir a la prisión de Corte Savella a Santiago y a Bernardo Cenci, únicos hilos de Francisco que vivían, así como a Lucrecia, su viuda. Beatriz quedó custodiada en el palacio de su padre por una numerosa tropa de esbirros. Marcio fue conducido a Nápoles y encarcelado a su vez en la prisión Savella; allí le carearon con las dos mujeres, que lo negaron todo con firmeza, sobre todo Beatriz, quien no quiso reconocer el abrigo galonado que había dado a Marcio. Este, entusiasmado por la admirable belleza y la pasmos a elocuencia de la muchacha contestando al juez, negó codo lo que había confesado en Nápoles. Sometido a tortura, mantúvose en su actitud y prefirió morir en el tormento, justo homenaje a la belleza de Beatriz22.
Como, muerto este hombre, el cuerpo del delito no quedaba probado, los jueces no encontraron que hubiera razón suficiente pata aplicar la tortura a los
21 ¡Qué rapidez de razonamiento y le ejecución! Es el siglo de Borgia (cuyo retrato vi ayer en la galería Borghese y en casa del conde B., en Milán). (N. de Stendhal en el manuscrito italiano.) 22 Efecto de un alma fuerte. (N. de Steradhal en el manuscrito italiano.