Mina de Vanghel (Stendhal) Libros Clásicos

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» Era deliciosamente feliz haciendo todo lo que él deseaba. En la exaltación de esta felicidad, Mina no tuvo la prudencia de velar los fuertes pensamientos que constituían la esencia de su carácter. Su manera de buscar la felicidad no solamente tenía que parecer extraña a un alma vulgar, sino también herirla. Hasta entonces, Mina se había cuidado de no violentar en monsieur de Larcay lo que ella llamaba los prejuicios franceses. Tenía que explicarse loe l: diferencia de países lo que se veía obligada a no admirar en él: aquí se dio cuenta Mina de la desventaja que tenía la enérgica educación recibida de su padre, una educación que, fácilmente, podía hacerla odiosa.
Tan exaltada estaba, que cometió la imprudencia de pensaren voz alta con Alfredo. Dichoso el que, llegado a este período del amor, inspira piedad, y no envidia, al ser amado. Mina estaba tan loca, su amante le parecía hasta tal punto el prototipo de todo lo noble, de todo lo bello, de todo lo seductor y adorable del mundo, que, aunque hubiera querido, no habría tenido valor para callarse nada de lo que pensaba. Ocultarle la funesta intriga que había dado lugar a lo ocurrido aquel!:, noche en Aix era para ella, desde hacía ya tiempo, un esfuerzo como superior a sus facultades.
Desde el momento en que el arrebato de los sentidos le quitó la fuerza ele no ser perfectamente franca con monsieur de Larcay, sus raras maldades se volvieron contra ella. Le gastaba bromas sobre cl fundo de tristeza que notaba en él. Su amor llegó al último grado de locura. ¡Qué insensatez preocuparse así! Acabó por decir . Es que yo estoy más enamorada que él. ¡ Qué tontería atormentarme por una cosa que ocurre siempre en la mayor felicidad que existe en el mundo! Por otra parte, yo sufro la desgracia d: tener un carácter más inquieto que el .suyo; y, en fin, Dio es justo añadió .Suspirando (pues el remordimiento venía con frecuencia a turbar su felicidad desde que ésta era tan grande) ; tengo sobre mi conciencia una gran falta; la noche de Aix pesa sobre mi vida.

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