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Sólo se ama lo que trae utilidad; anda, quita la esperanza del provecho a la avidez humana, y no tropezarás ni un virtuoso. Hoy cada cual se atiene al amor de sus rentas, y calcula solícito con los dedos lo que cree más útil. La amistad, numen venerable en mejores días, hoy se prostituye, y como una meretriz se rinde a quien la compra. Por eso me admira que, resistiendo al ímpetu del torrente, no te dejes arrastrar por el contagio de la común bajeza.
Contémplate en mi espejo: ayer rodeado de numerosos amigos, porque un soplo favorable hinchaba mis velas; pero así que la tempestad encrespó las irritadas olas, me vi abandonado, con mi nave deshecha, que invadían las aguas; y cuando muchos se esforzaban por aparentar que no me conocían, apenas quedasteis dos o tres que me socorriesen en el naufragio. Entre ellos tú fuiste el principal; tú, digno, no de seguir a nadie, sino de marchar a la cabeza de todos; no de imitar el ejemplo, sino de imponerlo a los demás. Tú no recabas otro provecho de tus actos que la satisfacción de haber obrado rectamente; la probidad y la conciencia del deber son tus únicos guías; en tu opinión, la virtud rehusa el salario, y ha de amarse por sí misma, aunque no la acompañen los bienes externos juzgas torpe acción rechazar al amigo que cayó en la desgracia y que por su infelicidad deje de constituir parte de los tuyos. Es más noble sostener con la mano la cabeza del nadador fatigado que hundirlo en el seno de las olas. Recuerda lo que hizo el nieto de Eaco después de la muerte de su amigo, y no dudes que mi vida es una especie de muerte. Teseo acompañó a Piritoo hasta las márgenes de la Estigia. ¡Ah, cuán poco dista mi suerte desdichada de sus aguas funestas! El joven Foceo asistió a Orestes, privado de la razón, y en mi culpa no se advierte menos el furor de la insensatez. Recibe tú por igual las alabanzas de tan egregios varones, y haz lo que alcances para levantar al caído.