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-¡Jaime! -dijo Macías.
-¡Señor caballero! -repuso el paje no menos admirado y satisfecho-. Buena la hicisteis la mañana pasada. ¡Ah!, otra vez ved de ser más prudente.
-¿Acaso Elvira?...
-Mirad, de eso nada sabré deciros sino que desde entonces esposo y esposa se tratan de una manera... La señora pasa llorando los días y el señor rabiando las noches... La casa es un infierno. Felizmente, a mí nada me tocó de lo que merecía. Pero a propósito, gózome de encontraros. Díjome mi hermosa prima...
-Más bajo.
-No, no hay peligro.
-¿Qué te dijo?
-Que si volvíais alguna vez, como habíais dejado prometido...
-¡Como ella misma!... querrás decir...
-Sí, bien..., como gustéis.
-¿Y qué?
-Nada; no os aflijáis. Mirad: las mujeres son... vos lo conocéis mejor que yo...
-¿Qué hablas, pajecillo? Acaba.
-¡Ah! no, si os enfadáis... Tranquilizaos y os diré...
-¡Acaba, por Santiago! Juro por el infierno que estoy tranquilo.
-Me dijo, pues -contestó el paje aterrado de la extraña tranquilidad del doncel-, que si volvíais, se os dijera que no estaba.
-¿Eso dijo? ¡Perfidia! ¡Perfidia sin igual! ¿Y no lloró al decirlo, no tembló, miserable? Sed generoso con las damas; creed, creed un solo punto. ¡Salvad mi honor huid, y volveréis!, que os amo, dijo, ¡y todo fue mentira! ¿Y yo salí y obedecí? ¡Necio! ¡Insensato! ¡Ah!, ¡maldecida generosidad! Paje, ¿me engañas? -prosiguió después de una breve pausa, en la cual dio mil vueltas al pergamino que le acababa de dar el astrólogo-. No pudo decir eso; tú burlas mi dolor, y tú...
-¿Yo, señor, yo? Me obligaréis a deciros lo que añadió...
-¿Qué añadió, santo Dios?
-Pues mirad, añadió que se os dijera a vos mismo que ella había dado aquella orden.
-¿Eso? ¡Ella! ¡Ella misma! ¡Oh ultraje! ¡Oh rabia! Paje, ¿conoces tú su letra?
-Poco, señor.
-¿Es ésa? -dijo Macías acercándola a un farol de la escalera inmediata.
-Paréceme que... sí..., cierto; yo a lo menos... Verdad es que yo no sé escribir. Yo soy mal juez.
-¿Cuándo dijo lo que me acabas de referir?
-Aquel día mismo.
-¡Respiro! Algún objeto llevaría. Vuela a tu prima, Jaime; dile que me diste ese recado y que espero sus motivos.