El doncel de don Enrique (Mariano Jose de Larra) Libros Clásicos

Página 229 de 298


-Como gustéis -le contestó secamente el forastero, encargándose a su vez de que no se diese de baja en el diálogo la muletilla del ventero.
-Ya lo creo -repuso el amo-. Vuestra señoría fue de los que llegaron ayer... -prosiguió luchando entre el temor de parecer demasiado preguntón e indiscreto y la curiosidad natural de su oficio-; de los que... es decir, de la casa del señor maestre de Calatrava... -Como gustéis -respondió más secamente nuestro hombre, levantándose y soltando en la mesa con desenfado una moneda de oro-. Esta noche dormiré aquí. Me haréis disponer la cama.
-Como gustéis, señor; pero cama, eso no habrá, porque vuesa merced...
-¿No habrá, bellaco? ¿Cómo diablo tengo de gustar entonces? .. .
-Como gustéis, señor caballero; pero es decir que vuesa merced sabe que en estas casas...
-En estas casas... ¡Voto va! Queréis cenar, y os dicen: Se guisará lo que traigáis de vuestro repuesto. ¿Queréis dormir? Traeréis cama. ¿Qué hay, pues, posadero, que Dios maldiga, en una posada?
-Lo que gustéis, señor, lo que gustéis... No siendo cosa de comer, ni de cama, ni cuarto, ni...
-¡M diablos que te lleven!
-Como gustéis, señor, ¡eh! ¡eh! -repuso el hostalero sopesando en la mano la moneda de oro-. Lo más, señor caballero, que puedo hacer por vos si urge...
-¿No me ha de urgir, pícaro?... Mañana por cierto no dormiré aquí; pero en el castillo parece que están tan provistos como si fuera una posada. No esperaban a nadie, y hasta mañana... Vamos, hablad: ¿no veis que escucho? ¡Voto va!
-Como gustéis..., podéis dormir en la cama de mi mujer. . .
-¡Por Santiago! Hereje... ¿es tu mujer esa vieja?
-Es decir, señor, que la cama de mi mujer es la misma que la mía; llámola así porque la trajo ella en dote, y gusto de dar a cada uno lo que es suyo.
¡-Ah! de ese modo... porque de otro...
-Como gustéis, y nosotros dormiremos como podamos.
-Ea, pues, guiad, que he menester madrugar, y voto va que estoy cansado.
-Como gustéis, señor caballero. Señores, con perdón de ustedes -añadió el hostalero echando mano del candil que alumbraba a los que cenaban en la otra mesa y atizándole con los dedos-.

Página 229 de 298
 


Grupo de Paginas:               

Compartir:




Diccionario: