Reconquistar Plenty (Colin Greenland) Libros Clásicos

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sobre su espalda. Tal se removió.
-¿De dónde es? -preguntó Tabitha.
-¿Se refiere a este bicho? Oh, viene de muy lejos... Le aseguro que ni tan siquiera podría pronunciar su nombre. Fíjese en él... Ni tan siquiera sabe pronunciar el nombre de ese sitio. Eh, Tal dijo acercando la cara a la cabeza del pájaro-, esta chica quiere saber de dónde eres. ¿Ve? Ni tan siquiera él puede pronunciarlo...
-¡Pulimento para zapatos! -trinó el pájaro de repente-. ¡Intrigas en el cuerpo de baile ! ¡ Intrigas en los zapatos !
Marco y Tabitha pusieron cara de sorpresa y se echaron a reír.
-Está un poco nervioso dijo Marco.
Tabitha volvió a acariciar la cabeza del pájaro.
-¿Bebe?
-¿Tal? No.
-¿Y usted?
-Claro.
-Estaré en la barra dijo Tabitha.
-Bueno... -dijo Marco cuando se reunió con ella tres minutos después sin el pájaro . ¿Ha venido a disfrutar del carnaval?
-No, estoy buscando trabajo. Acabo de llegar de Chateaubriand.
-Chateaubriand está en el Cinturón, ¿no? -Tabitha captó el nuevo respeto que había en su mirada, la misma reacción que se había acostumbrado a esperar siempre que decía algo por el estilo-. ¿Y qué clase de trabajo la ha traído desde un lugar tan lejano? quiso saber Marco.
-Oh, acabo de hacer una entrega rutinaria para una empresa de drogas y medicamentos. Suero de percebes carbonatado y envasado al vacío y algunas cosas más..., nada demasiado interesante.
-Así que se gana la vida conduciendo, ¿eh?
-Sí, así es como me gano la vida.
-¿Y siempre trabaja para esa empresa?
-Trabajo para cualquiera siempre que nos hayamos puesto de acuerdo
sobre la paga -dijo Tabitha.
-Vaya, vaya... ¿Tiene nave propia?
-Tengo nave propia dijo Tabitha.
Marco estaba impresionado, no cabía duda. Ya habían pasado muchos años desde la primera vez en que pudo afirmar que tenía una nave propia, pero Tabitha seguía sintiendo el mismo orgullo de siempre cada vez que podía soltar aquella revelación ante las narices de una persona que acababa de conocer. Sabía que cuando tuviera que contarle a Alice lo de la cláusula de penalización si no pagaba la multa sentiría algo muy distinto al orgullo de ahora, pero... Bueno, esperaba no tener que hablarle de eso.
Miró a Marco. Ah, cómo le habría gustado poder llevarle a la nave.

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