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-¡Cristo bendito..., ese bicho es inteligente! -Sí, supongo que sí -admitió Marco-. Quiero decir que... Bueno,
depende de lo que tú entiendas por inteligencia, claro está, pero él... -¡Largo! -chilló Tabitha volviendo la cabeza hacia el invasor alienígena- . ¡Sal de mi camarote! Agarró una camiseta que pasaba flotando junto a ella e intentó lanzarla hacia el pájaro. Tal esquivó el lentísimo proyectil ejecutando una impecable voltereta a la que sólo le faltó un cuarto de giro para convertirse en salto
mortal. -Embutido cachondo -trinó con la cabeza hacia abajo. Tabitha se separó de Marco con un empujón casi convulsivo que le hizo
salir despedido hacia atrás y terminó aplastándole contra un mamparo. -¡Di algo! -gritó fulminándole con la mirada. -Venga, Tal, fuera de aquí -dijo Marco sin perder la calma-. No es
Saskia, ¿entiendes? Esto no le hace ninguna gracia. El loro giró sobre sí mismo hasta quedar con la cabeza hacia arriba y salió del camarote flotando elegantemente hacia atrás. -Minestrone y embutido dijo su voz desde el pasillo. Las paredes metálicas hacían que pareciese un eco fantasmal surgido de la tumba-. Hay
whisky en la botella... Marco se rascó el estómago. -Tabby, lo siento mucho. De veras, yo... -No me llames Tabby. No permito que nadie me llame Tabby. -¡Lo siento! -¿Qué es... esa... cosa? -Tal es un loro. Es una variedad de loro... Ya te lo había dicho, ¿no? -¡Marco, ese loro tuyo es un jodido ser inteligente! Marco se encogió de hombros y su cuerpo giró lentamente por los aires. -Pues..., sí, desde luego. Un loro normal jamás podría hacer todos esos
trucos. Creía que te gustaba. Es bastante simpático... Cuando se le conoce bien, claro.
-No quiero llegar a conocerle bien.
-Eh, no quería hacer nada malo... Se sentía solo, ¿entiendes? Si te metieran dentro de una caja y te obligaran a pasar horas y más horas encerrada tú también te sentirías sola, ¿no? Intentaba ser amistoso, nada más... Venga, Tabitha, vuelve. Lo siento..., de veras, lo siento mucho.
Pero Tabitha ya se había acurrucado en un rincón del camarote y se estaba poniendo el monitor de muñeca mientras luchaba con una camiseta.
-¿Y quién es Saskia?-quiso saber.
Si se cuenta con medios de transporte baratos que permitan viajar sin correr riesgos, un sistema de propiedad lo suficientemente elástico y normas de planificación adecuadas, el espíritu humano demuestra unas sorprendentes cualidades expansivas, pero también es muy gregario.