Página 94 de 455
Volvió la cabeza hacia las pantallas de los sensores. Los misteriosos Gemelos parecían haberse esfumado.
Después se volvió hacia Marco, quien estaba muy ocupado sacando a Tal de su caja de viaje.
-Quieren dinero dijo.
-Ya lo sé -respondió Marco. Colocó al pequeño alienígena verde encima de su hombro y se apoyó en la consola para contemplar a los perks. Parecía estar un poco nervioso, aunque Tabitha no veía ninguna razón para que lo estuviese-. Observa con atención.
Los perks habían empezado a trepar por los bunkers de mantenimiento del hangar y algunos ya daban saltitos sobre sus techos. Tabitha vio que estaban ocupándose de la conexión energética y de las tuberías del oxígeno y los desechos. Un grupito de perks ya se había deslizado por debajo de la Alice y se dirigía rápidamente hacia las tomas de entrada.
Tabitha sintió un deseo casi irresistible de activar el sistema de extintores y darles una buena rociada.
-Bueno, daros prisa-dijo.
Echó un vistazo al reloj. Tenían menos de cuatro horas para transferir el dinero y salvar su cuello. Y el de Alice...
Alice no tenía cuello, claro, pero Tabitha no le había dicho que estaba en apuros.
Ya había dos cuadrillas de perks moviéndose por el hangar, y cada una estaba compuesta por diez o doce aiienígenas. Tenían un aspecto bastante miserable, y no parecían encontrarse muy bien de salud. La mayoría estaban perdiendo el pelo, y no llevaban los atuendos elegantes y los extravagantes adornos típicos de los perks que se veían por las calles de Schiaparelli. Estos perks vestían monos mugrientos y llevaban gorras con máscaras protectoras incorporadas. Cada cuadrilla contemplaba con expresión recelosa a los integrantes de la otra. La cuadrilla que se había encargado de acercar los tubos se mantuvo alejada de la nave y la otra desapareció a toda velocidad debajo de ella.
Cada cuadrilla tenía un aspecto muy parecido al de una familia. Había uno
o dos adultos en el centro que se encargaban de supervisar las operaciones; los ancianos de cuerpos encorvados y pelaje canoso se movían lentamente por la periferia del grupo, y en la zona intermedia estaban los tíos, tías, primos y toda la amplia gama de la progenie perk chillando y dándose empujones los unos a los otros. Los más jóvenes se insultaban entre sí desafiándose a tocar el todavía muy caliente casco de la Alice Liddell.