Reconquistar Plenty (Colin Greenland) Libros Clásicos

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El aire apestaba a zinc y aceite.
-¿Quién está ahí? ¡Sal donde pueda verte!
Tabitha creyó captar una presencia casi imperceptible en la cabina de la que acababa de salir. Era un murmullo de movimientos o..., no, ni tan siquiera eso; era una especie de paréntesis en el silencio que habría debido acoger a un murmullo, suponiendo que alguien lo hubiese emitido.
Tabitha retrocedió hacia el comienzo del tramo de peldaños.
La mujer del bigote estaba sentada en su red. El hombre la contemplaba desde la red del copiloto. Habían cerrado todas las portillas, se habían puesto las terminales y habían introducido los conectores en la consola.
Dejando aparte el bigote, sus rostros eran idénticos.
Los recién llegados le hicieron una reverencia.
-Saskia y Mogul Zodíaco -anunciaron al unísono.
-Te presento a los Gemelos -dijo Marco.
-Muy bien -dijo Tabitha-. Fuera de aquí. Salid todos.
-No le ha gustado -dijo Mogul.
-No hace falta ser ningún genio para darse cuenta de que no le ha gustado dijo su hermana sin apartar la mirada del melón cubierto de arrugas que sostenía en las manos. Lo arrojó hacia el techo de la cabina, siguió su lento descenso con los ojos y volvió a cogerlo-. ¿Quieres que nos lo comamos? Sería un trasto menos.
-¿Qué? exclamó Tabitha-. No -dijo-. Suelta ese melón ahora mismo. Quiero que salgáis de aquí enseguida. Quiero que todo el mundo salga de mi nave.
Marco le pasó un brazo por encima de los hombros y Tabitha se lo apartó de un empujón.
-Vamos, Tabitha... dijo . No seas así. Ha sido increíble, ¿verdad? Ha sido un espectáculo soberbio, ¿no? Debes admitir que son magníficos.
-Marco, creo que ya te había dejado muy claro cuál era nuestro acuerdo -dijo Tabitha-. Vete. Sal de la nave ahora mismo y cumple con tu palabra.
-Tabitha, eso no ha sido nada, créeme... Comparado con lo que podrás ver esta noche lo de antes era una menudencia.
Dio una palmada y recorrió la atestada cabina con los ojos sin dejar de sonreír.
-No pienso ver ningún espectáculo más -dijo Tabitha-. Me voy a la cama. Aún me quedan muchas horas de conducir y necesito descansar un rato.
-Podemos echarte una mano dijo Marco.
-No, no podéis echarme una mano dijo Tabitha. Estaba empezando a enfadarse con él-.

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