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No estoy seguro, pero puede que nos encontremos en una situación desesperada.
-Pero nosotros nunca... empezó a decir Saskia.
-No te preocupes -dijo Tabitha lanzándole una mirada maliciosa-. No os caeréis por entre los agujeros.
Saskia la miró fijamente. Tabitha le dio la espalda y tecleó la secuencia de subida. La maquinaria empezó a chirriar por encima de sus cabezas.
-Será mejor que te des prisa, Marco -dijo-. Tienes tres horas para volver con el dinero.
Saskia se encogió de hombros con mucha delicadeza y cogió de las manos a su hermano. Una velocísima serie de volteretas acabó depositándoles de pie
en el centro de la red.
-¿Dónde termina el trayecto de esta cosa? -preguntó Marco.
-En los almacenes de recepción dijo Tabitha con voz firme y algo
Volvía a controlar la situación, y le gustaba.
Los cables se tensaron. Tal revoloteó por entre ellos, se deslizó junto a los
bordes de la red que empezaba a subir y subió unos cuantos metros.
-¡Mazapán! -gritó trazando círculos por el aire-. ¡Zapatos de alcalde!
-Todo el mundo a bordo -dijo Tabitha.
La red empezó a separarse del suelo de la bodega.
Marco se volvió. Tabitha le miró y vio que sus ojos ardían con un extraño
brillo apremiante. Un instante después la abrazó con tanta fuerza que le inmovilizó los brazos a los costados y la besó apasionadamente.
-Mmmmff...
Marco le hizo perder el equilibrio.
-¡Mmmmff-ay! -gritó Tabitha en cuanto sus labios dejaron de estar en contacto.
Estaba cayendo hacia el suelo de la bodega y Marco caía con ella. Sus brazos seguían rodeándola.
La red se cerró alrededor de sus tobillos. Marco y Tabitha quedaron aprisionados por el entramado de cables. La red ya se encontraba a cierta distancia del suelo y seguía subiendo a bastante velocidad.
Tabitha se había quedado sin aliento. Intentó jadear y sólo consiguió emitir una horrible mezcla de náusea y graznido. Los cables de la red se incrustaban en su cara. La bolsa de viaje se le estaba clavando en las costillas. Marco había quedado encima de ella y los Gemelos estaban encima de Marco. Tabitha lanzó un grito inarticulado.
Los Gemelos empezaron a trepar por los cables y el peso que la inmovilizaba no tardó en disminuir. Marco seguía encima de ella.