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-No quiero que vuelvas a hacer ese tipo de cosas -murmuró con voz apremiante-, y mucho menos aquí. Si continúas metiéndote en líos...
Bueno, quizá acabes metida en alguno del que no te podré sacar, ¿entendido?
Tabitha tensó la mandíbula.
-Voy a cerrar el techo de la nave dijo.
-Oh, no te preocupes por la nave -replicó Marco.
La tarjeta de crédito centelleaba entre sus dedos.
-Marco... ¿Cuánto dinero hay en esa tarjeta?
-Menos del que necesitamos, Tabitha. Creo que ya te lo había dicho antes, ¿no?
Permanecieron inmóviles durante unos momentos mirándose fijamente el uno al otro.
-¿Y dónde está la maldita tarjeta que me sacará del lío en el que estoy metida?
-Esa tarjeta está en manos de Hanna. ¿Quieres ir a buscarla? Bueno,
-Pues yo voy precisamente allí dijo Marco en un tono de voz que no podía ser más racional y tranquilo.
Tabitha dejó escapar el aliento en forma de explosión y apretó los dientes hasta hacerlos rechinar.
-De acuerdo -dijo Marco volviéndose hacia ella mientras echaban a caminar. Parecía muy apenado-. No confías en mí, ¿eh? Mira, Tabitha, no puedo hacer tratos contigo si no confías en mí... Te llevaré con Hannah Soo y ella pondrá el dinero en tu mano. Después podrás regresar a la nave si es eso lo que quieres y, por mi parte, te aseguro que no pienso volver a hablar del asunto.
Tal surgió de la nada, revoloteó por entre los torbellinos de polvo y la luz ambarina y acabó posándose en el hombro de Marco.
-Marco -dijo una voz.
-Marco.
Era la misma voz, pero venía de otra dirección.
-Hannah está esperando, Marco.
-Date prisa, Marco.
Un Gemelo apareció entre los tubos de una especie de andamio y les hizo señas con una mano.
Marco echó un vistazo a su reloj.
-Será mejor que cojamos un taxi -dijo.
Apenas acababa de pronunciar esas palabras apareció un pequeño y mugriento taxi robot con el otro Gemelo en la parte trasera. El taxi se detuvo junto al andamio. El primer Gemelo se agarró a un poste, giró a toda velocidad bajando por él y saltó limpiamente a bordo del vehículo.
-Date prisa, Marco -dijeron a coro los Gemelos.
Tabitha pensó que si tenía que llevarles hasta Titán aquella pareja de fenómenos conseguiría hacerla enloquecer.