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SINAGOGA ¿No bastó éste?
INGENIO No, porque
hombre tan malo, que quiso
Hijo de Dios parecer,
no siéndolo, fuerza era
de dañada intención ser,
de maligno corazón,
de depravado interés,
y lo había de mostrar
en otras costumbres; pues
los efectos manifiestan
de los pechos el doblez.
¿Qué ambición tuvo?
SINAGOGA Ninguna;
descalzo de pierna y pie,
peregrino en pobre traje.
INGENIO ¿Qué valimiento tener
con príncipes intentó?
SINAGOGA Ninguno, pues sólo fue
con humildes pescadores.
INGENIO ¿Y qué medraron con él?
SINAGOGA Sola la necesidad
de volverse al barco y red.
INGENIO ¿A qué humano afecto
le viste?
SINAGOGA Ninguno sé.
INGENIO Luego convencida estás;
pues no había de querer
hacer tal delito antes,
para ser bueno después.
Y así, oh tú, Gentilidad,
que traes por Roma el poder
de Europa; Asia, que invencible
lo traes por Jerusalén;
ciega secta, a quien le dio
por el África Ismael,
por América Ateísmo,
que vives sin Dios ni Ley.
(Salen LOS CUATRO.)
LOS CUATRO ¿Para qué otra vez nos llamas?
INGENIO Para que todos notéis,
sin que ninguno alegar
pueda ignorancia después,
que el Dios ignoto pasible,
que ojos, manos y oídos es,
y primer causa de causas,
en boca de Pablo hallé.
SINAGOGA Primero que se lo digas,
muerte a uno y otro daré.
(Saca la espada y se amparan LOS DOS de LA GENTILIDAD.)
LOS DOS Primero, no.
SINAGOGA Pues, ¿adónde
habéis de huir?
GENTILIDAD A mis pies.
SINAGOGA ¿Quién eres, deidad hermosa,
que, ceñida de laurel,
temor y respeto infundes
a la Sinagoga?
GENTILIDAD ¿Quién,
sino la Gentilidad
tuviera en ti ese poder?
SINAGOGA Es verdad, colonia hoy
es la gran Jerusalén
de Roma, ¿pero a qué causa
aquí en persona te ves,
si hasta aquí sólo asististe
en ella por su virrey?
GENTILIDAD A causa de que, sabiendo