El castillo de lindabridis (Pedro Calderón de la Barca) Libros Clásicos

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CORO 1: "Cuando entráredes, caballero,
en mi castillo inmortal,
vestido de blanco acero,
bien dirán que mucho os quiero,
cuantos conozcan mi mal."

ARMINDA: Si amor da liencia, quiero
tomarla yo en tu presencia;
que esto podrá--bien lo infiero--
una dama, si hay licencia
de que pueda un caballero.

Tómale la mano ARMINDA a él


CORO 2: "Cuando entráredes, dama hermosa,
en el templo del amor,
deidad de jazmín y rosa,
bien dirán que sois mi diosa,
cuantos vean mi dolor."

ROSICLER: Pues si en la opinión o fama
de quien más estima y ama
esta ocasión toca, ya
hablar cualquiera podrá
en el sarao a su dama.

Pónese a una punta del tablado


FEBO: Yo desde esta parte intento,
adorando esa hermosura,
siempre a la ocasión atento,
pues que cada cual procura
decirla su pensamiento.

Pónese a la otra punta


CORO 1: "Si quisiéredes ser mi amante,
caballero, yo os querré,
como cortés y galante
me mostréis siempre constante
dulce amor y firme fe."
CORO 2: "Si os quejáredes, dama bella,
que no supe agradecer,
culpad a sola mi estrella,
pues que solamente es ella
la que me enseñó a querer."

Estarán trabados los lazos, danzando en
medio los más que puedan, y en las cuatro esquinas
ROSICLER, FEBO, MERIDIÁN, y LICANOR en pie; y empiezan todos
otra diferencia de tañido


CORO 1: "A la sombra de un monte eminente,
que es pira inmortal,
se desangra un arroyo por venas
de plata torcida y hilado cristal."
CORO 2: "Sierpecilla escamada de flores,
intenta correr,
cuando luego detienen sus pasos
prisiones suaves de rosa y clavel."
CORO 1: "Detenido en los troncos, suspende
el curso veloz
y, adquiriendo caudales de nieve,
malogra la rosa y tronca la flor.

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