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cuando no por lo que fui. 1155
Esclavo tuyo me vi,
es verdad, que no hay quien pueda
vencer la inconstante rueda;
pero ya tengo valor
para que iguale tu honor, 1160
si no para que te exceda.
Filipo. ¿Cómo excederme? Atrevido,
infame…
Ludovico. En cuanto has hablado,
Filipo, te has engañado.
Filipo. No engañé.
Ludovico. Pues si no ha sido 1165
engaño…
Filipo. ¿Qué?
Ludovico. …habrás mentido.
Filipo. Fuiste desleal.
Dale un bofetón.
Polonia. ¡Ay, cielos!
Ludovico. ¿Cómo, a tantos desconsuelos,
no tomo satisfación,
cuando mis entrañas son 1170
volcanes y mongibelos?
Sacan las espadas. Salen Egerio, rey, y soldados,
y todos se ponen de la parte de Filipo.
Rey. ¿Qué es esto?
Ludovico. Un tormento eterno,
una desdicha, una injuria,
una pena y una furia
desatada del infierno. 1175
Ninguno por su gobierno
me llegue a impedir, señor,
la venganza, que el furor,
ni a la muerte está sujeto,
y no hay humano respeto 1180
que importe más que mi honor.
Rey. ¡Prendelde!
Ludovico. Llegue el que fuere
tan osado que se atreva
a morir, porque le deba
a su esfuerzo el ver que muere 1185
a tus ojos.
Rey. ¡Que esto espere!
¡Seguilde!
Ludovico. Desesperado,
en roja sangre bañado,
pienso proceder un mar,
por donde pueda pasar, 1190
buscando a Filipo, a nado.
Acuchíllalos a todos y queda Egerio solo.
Rey. Esto sólo me faltó
tras las nuevas que he tenido,
y es que el esclavo atrevido
que de la prisión huyó, 1195
de Roma a Irlanda volvió,
y predicando la fe
de Cristo, tan grande fue
el número que ha seguido
su voz, que ya dividido 1200
el mundo en bandos se ve.
Dícenme que es hechicero,
pues, a muerte condenado
de otros reyes, se ha librado
con escándalo tan fiero, 1205
que ya atado en un madero