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porque todo lo debas
a mi amor.
Filipo. Las edades vivas nuevas
del sol, que cada día muere y nace,
y fénix de sus rayos se renace.
Polonia. Pues ya que habéis logrado 2815
vuestro intento los dos, este cuidado
con que aquí os he traído
quiero que todos escuchéis qué ha sido.
Con fervientes estremos,
vino un hombre, a quien todos conocemos, 2820
buscando de Patricio
la cueva, para entrar en su ejercicio.
Entró en ella y hoy sale,
y porque aquí la admiración iguale
al temor y al espanto, 2825
os truje a ver este prodigio santo.
No os dije allá lo que era,
porque el temor cobarde no impidiera
el fin que osada sigo,
y así os truje conmigo. 2830
Lesbia. Ha sido intento justo,
que yo con el temor mezclaré el gusto.
Filipo. Todos saber deseamos
la verdad de las cosas que escuchamos.
Polonia. Si el valor le ha faltado, 2835
y dentro de la cueva se ha quedado,
por lo menos veremos
el castigo; y si sale, dél sabremos
de aquí lo misterioso,
si bien, sale el que sale, temeroso 2840
tanto, que hablar no puede,
y huyendo de las gentes, se concede
solo a las soledades.
Leogario. Misterios son de grandes novedades.
Capitán. A buen tiempo llegamos, 2845
pues que los religiosos que miramos,
en lágrimas bañados,
con silencio a la cueva van guïados
para abrirle la puerta.
Salen los más que pudieren, y llegan a la cueva,
de donde sale Ludovico como asombrado.
Can. 1º. La del cielo, Señor, tened abierta 2850
a lágrimas y voces.
Venza este pecador esos atroces
calabozos, adonde
de vuestro rostro la visión se esconde.
Polonia. Ya abrió.
Can. 1º. ¡Qué gran consuelo! 2855
Filipo. Ludovico es aquél.
Ludovico. ¡Válgame el cielo!
¿Es posible que he sido
tan dichoso que, ya restitüido,
después de tantos siglos, me he mirado
a la luz?