La hija del aire (Pedro Calderón de la Barca) Libros Clásicos

Página 16 de 135

SEMÍRAMIS: Contigo,
contigo, Fortuna, hablo.
MENÓN: Ya me equivocó el aviso.
SEMÍRAMIS: Pero no me has de vencer;
que yo, con valiente brío,
sabré quebrarte los ojos.
MENÓN: Sin luz quedaron los míos
al oírlo; rayo fue
otra voz, que mis sentidos
frías cenizas ha hecho
acá dentro de mí mismo.
¡Qué frenesí! ¡Qué locura!
¡Qué letargo! ¡Qué delirio!
LISÍAS: Vuélvete.
MENÓN: ¿Volverme yo
sin haberlo todo visto?
Entra en lo más intrincado.
CHATO: No puedo, porque me intrinco
yo también.

Sale TIRESIAS


TIRESIAS: Detén el paso,
oh ignorante peregrino,
que de este sagrado coto
osas penetrar el sitio.
CHATO: Éste es Tijeras.
MENÓN: Llamado
de mi valor he venido,
aquí, Tiresias, no a hacer
sacrílegos desperdicios
de las leyes de los dioses,
sino como su ministro
yo también, pues soy señor
de esta provincia, a cumplirlos.
Y así vengo a que me des
parte de aqueste prodigio
que guardas, para saber
si la causa que has tenido
para alterar esta tierra
es religión o delito.
TIRESIAS: En vano lo has intentado,
porque yo no he de decirlo.
MENÓN: ¿Qué mujer es la que llora
de la Fortuna castigos?
TIRESIAS: No sé de ninguna yo,
ni la he hablado ni la he visto.

Dentro SEMÍRAMIS


SEMÍRAMIS: ¡Ay infelice de mí!
MENÓN: Aquí dentro es el gemido;
negarlo todo, ya es
de tu grave culpa indicio;
abre esa puerta.
TIRESIAS: Primero
que las llaves, que conmigo
están, a hombre humano entregue,
cumpliendo los vaticinios
de mi diosa, me daré
la muerte; y así, atrevido,
ese lago a mi cadáver
dará sepulcro de vidrio.

Vase TIRESIAS
LISÍAS: En el lago se arrojó.
CHATO: La última necedad hizo.

Página 16 de 135
 

Paginas:
Grupo de Paginas:         

Compartir:




Diccionario: