La hija del aire (Pedro Calderón de la Barca) Libros Clásicos

Página 24 de 135

para darme otra prisión?
Confieso que agradecida
a Menón mi voluntad
está; pero ¿qué piedad
debe a su valor mi vida,
de un monte a otro reducida?
Aunque si bien lo sospecho,
la causa es, que de mi pecho
tan grande es el corazón,
que teme, no sin razón,
que el mundo le viene estrecho,
y huye de mí. En fin, ¿jamás
más que un bruto no he de ser?
Cielos, ¿no tengo de ver,
sino imaginar no más,
cómo es el vivir?

Dentro CHATO [y SIRENE]


CHATO: Sí harás.
SEMÍRAMIS: ¿Quién me ha respondido?
SIRENE: Dios,
que en eso el mundo a los dos
oirá.
CHATO: Sí oirá, que ya sé..
SEMÍRAMIS: Si hablas conmigo, di, ¿qué?
CHATO: Que todo el mundo con vos
no se podrá averiguar,
porque sois una atrevida;
pero costaráos la vida.
SEMÍRAMIS: Ya me deja ese pesar
que temer y que dudar.
SIRENE: El mesmo rey sabrá presto
quién sois.
SEMÍRAMIS: En dudas me ha puesto
una cosa.
CHATO: Claro está;
pero a alguna pesará
más que a mí.
SIRENE: ¡Ay de mí!

Sale SIRENE huyendo, y CHATO tras ella


SEMÍRAMIS: ¿Qué es esto?

CHATO: Un poco es.
SEMÍRAMIS: Mirad que yo
estoy aquí.
CHATO: Y aun por eso,
si la verdad os confieso,
quijera que agora no
os vais, cuando a agarrar llego
el garrote.
SEMÍRAMIS: ¿No os tenéis?
CHATO: Dejadla pegar; veréis
[la gracia con] que la pego.
SIRENE: Tenle, señora.
SEMÍRAMIS: Mirad.
CHATO: Éste ya está levantado
y ha de caer hacia algún lado;
porque no os coja, apartad,
que así quedarme no es bien
toda mi vida, señora.
SEMÍRAMIS: Pues ¿porqué reñís agora?

Página 24 de 135
 

Paginas:
Grupo de Paginas:         

Compartir:




Diccionario: