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¿será más de una mujer?
MENÓN: Más será.
NINO: ¿De qué manera?
MENÓN: Siendo un asombro, un prodigio;
y así, me has de dar licencia
para pintártela, siendo
hoy el lienzo tus orejas,
mis palabras los matices,
y los pinceles mi lengua.
Estaba de toscas pieles...
Dentro
VOCES: ¡Plaza, plaza!
NINO: Tente, espera
no prosigas la pintura
hasta que quién causa sepas
ese rumor que he sentido.
MENÓN: Mi señora la princesa
de su cuarto pasa al tuyo,
y ya en esta sala entra.
Salen IRENE y SILVIA
IRENE: A daros la bienvenida,
o recibimos pudiera...
MENÓN Guárdeos el Cielo, aunque ya
tarde lo uno y lo otro sea.
IRENE: Dame, gran señor, tu mano.
NINO: ¡Oh, Irene divina y bella!
Bien este favor merece
mi amor.
IRENE: No me lo agradezcas,
que una pretensión me trae.
NINO: ¿Qué habrá que negarte pueda?
Sin saberla, la concedo;
di agora, pues.
IRENE: Ya te acuerdas
que en la batalla de Lidia
quedé en el campo por muerta;
que me dio vida un soldado
y me llevó hasta mi tienda.
Pues este soldado agora,
por no volverse a su tierra
sin que el socorro le pague,
me ha hecho contigo tercera
de su pretensión.
NINO: ¿Qué ha sido?
IRENE: Servirte, señor, intenta
en la Corte.
NINO: Tú, después,
infórmate de quién sea,
y, conforme a su persona,
oficio en mi casa tenga.
IRENE: Silvia!
SILVIA: Señora.
IRENE: A un crïado
di que le dé la respuesta.
Con esto, señor, si estás
divertido en tus diversas
obligaciones, no es justo
que estorbe; dame licencia.
NINO: Nunca tú, Irene, has podido
estorbar, Y más en esta
ocasión, donde no son
los despachos la materia
que se trata; antes, agora