Las cadenas del demonio (Pedro Calderón de la Barca) Libros Clásicos

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¿Qué me quieres decir con esas señas?
Solo "uno" me señalas;
con tu dolor a mi dolor igualas.
¿Qué dices? No te entiendo.
SACERDOTE: Yo sí; que su concepto comprehendo.
Dice que, si él hubiera
de pedir el remedio, le pidiera
al dios que solo es uno.
REY: De oírlo se alegra. ¿Haber puede ninguno
de absoluto poder? Ése es engaño.
Busca el remedio donde hallaste el daño.--
Todos al templo entremos;
que no dudo que en él piedad hallemos.
SACERDOTE: Ya desde aquí la imagen se termina,
y corren a sus aras la cortina.
REY: Con músicas vosotros y con voces
los altos cielos penetrad veloces.

Cantan


MÚSICOS: "Grande prodigio de Asia,
dios de la inferior Armenia,
nuestros lamentos escucha,
atiende a las voces nuestras;
pues deidades supremas
ni esconden el rigor ni el favor niegan."

Descúbrese el ídolo


REY: A ti, deidad soberana,
con dos aflicciones llega
quien más tu grandeza adora,
quien más tu culto venera;
a Ceusis y a Licanoro,
gran dios, traigo a tu presencia,
uno ciego y otro mudo.
En mí y en ellos ostenta
lo sumo de tu poder,
lo inmenso de tu grandeza.
CEUSIS: Si pequé soberbio, humilde
ya el perdón te pido; muestra
que tiene la humildad premios,
si castigos la soberbia;
pues tu dulce voz süave
nos advierte y nos enseña...
Cantan


MÚSICOS: "...que deidades supremas
ni esconden el rigor ni el favor niegan."

Dentro el DEMONIO


DEMONIO: Quien a los dioses ultraja
justo es que sus iras sienta,
y justo también que goce
sus piedades quien los ruega.
Y, porque veas que en mí
hay castigo y hay clemencia,
la luz del sol a tus ojos
a restitüirse vuelva.
CEUSIS: Gracias te den, dios inmenso,
a un tiempo el cielo y la tierra.

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